ABC (Andalucía)

Ucrania presenta su estrategia para echar a los rusos de Crimea

La nueva doctrina de seguridad de Kiev apunta a un ingreso rápido en la OTAN

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha aprobado la decisión tomada en el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (SNBO) para poner en práctica una estrategia que permita reforzar el potencial militar del país de cara a un eventual ingreso en la OTAN y con el objetivo declarado de recuperar Crimea, península que Rusia se anexionó en 2014, y restablece­r el control sobre las regiones rebeldes de Donetsk y Lugansk.

Es la primera vez que en Ucrania se adopta una doctrina de política de seguridad nacional de tal naturaleza, según informó ayer el servicio de prensa de Zelenski, que califica de «ocupación temporal» la actual presencia de tropas rusas en Crimea. «Se trata de un documento que establece la planificac­ión del sistema de seguridad, cuyo propósito es asegurar la implementa­ción de la política estatal en el campo de la defensa y determinar las formas de marcar las prioridade­s en el ámbito militar», asegura el comunicado de la Presidenci­a ucraniana.

De igual forma, la estrategia de seguridad aprobada por Zelenski, prosigue la nota, «contribuir­á a lograr la integració­n de Ucrania en el espacio euroatlánt­ico y su ingreso en el seno de la OTAN». Otro de los objetivos recogidos en la nueva doctrina es «la participac­ión activa de Ucrania en las operacione­s internacio­nales de paz y seguridad». También se subraya que «proteger a Ucrania de la agresión no tiene como objetivo lograr la paridad militar con Rusia, lo que llevaría a una militariza­ción excesiva». Con anteriorid­ad, el máximo dirigente ucraniano aprobó otro documento llamando a «restablece­r la integridad territoria­l y la soberanía de Ucrania dentro de las fronteras internacio­nalmente reconocida­s», que incluye a Crimea y Donbass como partes de su territorio. Todo ello para «lanzar una señal a la Comunidad Internacio­nal de que Kiev es consecuent­e en su intención de recuperar

Plataforma

La Plataforma

Crimea será lanzada en agosto en presencia de delegados de muchos países

los territorio­s perdidos».

El ministro de Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, sostiene que la nueva doctrina de seguridad «constituye uno de los tres pilares de la política de Kiev en esa dirección. La segunda consiste en consolidar los esfuerzos de todos nuestros socios sobre la base de la Plataforma de Crimea y la tercera el restableci­miento del Derecho Internacio­nal, lo que implica la plena soberanía de Ucrania sobre la península».

Sanciones de EE.UU.

La Plataforma de Crimea fue creada el pasado 11 de marzo, cuando se cumplió el séptimo aniversari­o de la proclamaci­ón unilateral de independen­cia de este territorio por parte de su Parlamento, y pretende «coordinar» toda la acción internacio­nal para conseguir que la península vuelva a ser de nuevo parte de Ucrania.

Kuleba ha acusado a Rusia de convertirl­a en una «base militar» que, según su opinión, amenaza la seguridad de la OTAN y de toda la Unión Europea. Su cumbre inaugural se ha convocado para el próximo 23 de agosto. Zelenski ya adelantó que Estados Unidos, Polonia, Estonia, Reino Unido, Canadá, Turquía y Azerbaiyán han confirmado ya su presencia y se espera que se unan otros muchos países. También ha sido invitado el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenber­g. El secretario de Estado norteameri­cano, Antony Blinken, dijo el jueves que Washington apoya la Plataforma de Crimea. Según sus palabras, «Estados Unidos da la bienvenida a la nueva iniciativa de Ucrania, la Plataforma de Crimea, y espera seguir trabajando con Kiev y nuestros aliados para poner fin a la ocupación rusa de la península y a la agresión en el este del país», en Donetsk y Lugansk.

Blinken dejó claro que las sanciones de su país a Moscú por sus acciones «ilegales» contra Ucrania «se mantendrán en vigor a menos que Rusia cambie de rumbo. Estados Unidos no reconoce ni reconocerá nunca a Crimea como territorio ruso». El secretario de Estado norteameri­cano considera que la ocupación de Crimea «fue una afrenta descarada al orden internacio­nal actual».

Pero el presiden te ruso, Vladímir Putin, ha reiterado en numerosas ocasiones que la cuestión de Crimea «está cerrada» y la de Donbass debe ajustarse a los acuerdos de Minsk de 2015. Moscú insiste en que Kiev se siente a negociar con los separatist­as de Donetsk y Lugansk, algo que las autoridade­s ucranianas descartan mientras no se celebren allí unas elecciones auténticam­ente democrátic­as y con supervisió­n internacio­nal.

La semana pasada, el viceminist­ro de Exteriores ruso, Alexánder Grushkó, acusó a la OTAN de actuar de forma «destructiv­a» en relación con las diferencia­s existentes entre Moscú y Kiev. «La Alianza no está haciendo nada positivo por buscar una salida a este conflicto (...) incluso juega un papel absolutame­nte destructiv­o dando pábulo a los círculos más belicosos dentro del Gobierno ucraniano», opinó Grushkó. Rusia ha acusado además a Ucrania de reforzar su dispositiv­o militar en el este del país y en la frontera con Crimea.

En Donbass rige actualment­e un alto el fuego que, según la misión de

Donbass Junto a Crimea, la doctrina exige también que cese la ayuda rusa a los separatist­as

de Donbass

oeste del país; mientras que Egipto, Emiratos Árabes y fuerzas de seguridad rusas apoyaban el gobierno de Tobruk, al este de Libia.

El interés de Ankara siempre ha sido mantener Trípoli y evitar que Emiratos Árabes pudiera poner un pie en el norte de África, o que el presidente Al Sisi tuviese influencia directa en el futuro de Libia. A los cientos de soldados libios en Trípoli, se sumaron miles de mercenario­s sirios traídos por Ankara para defender el territorio.

El martes, miembros de las milicias sirias proturcas comenzaron a abandonar Trípoli, según dijo una fuente diplomátic­a francesa a la agencia de noticias Afp. Aunque ni el gobierno nacional de unidad libio ni Ankara se han pronunciad­o al respecto, todo apunta a que se trata de un pacto regional entre Egipto, Turquía, Rusia y Estados Unidos para acabar con la presencia de mercenario­s en Libia.

Respecto al tratado de paz, Turquía siempre ha sido muy clara. Al nuevo gobierno de unidad le pedía dos cosas. Por un lado, conservar el acuerdo en el Mediterrán­eo alcanzado durante el mandato del anterior primer ministro, Fayez Serraj, que crea una zona económica exclusiva entre los dos países. Por otro lado, Ankara pedía mantener a Jalifa Haftar, comandante del Ejercito Nacional Libio y cabeza de facto del gobierno de Tobruk, fuera de las conversaci­ones. Ambas peticiones fueron concedidas.

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Manifestac­ión pro-Putin en Sebastopol en apoyo de la invasión rusa
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