La Semana Santa, clave para definir las dimensiones de la cuarta ola
∑Andalucía calca casi al milímetro la meseta previa al pico de enero mientras los datos ya apuntan a un nuevo aumento de casos en abril
La temida cuarta ola de la pandemia de coronavirus se fragua desde hace un par de semanas. Larvada dentro de una calma tensa, parece que despega desde forma muy discreta hace días, justo cuando se cumplen dos semanas de la relajación de algunas de las restricciones de control de la crisis sanitaria. Sin embargo, el alcance de este pico puede ser muy inferior a la tercera ola y depende en gran medida, señalan los expertos, de lo que ocurra de aquí al final de la Semana Santa.
Prueba de que las cifras han iniciado un cambio de tendencia —muy leve por ahora y por lo tanto revertible— es que la incidencia acumulada (IA), la tasa que mide la velocidad y virulencia de la pandemia, ha encadenado ya una semana de subidas. Así, ayer era de 124 casos por cada cien mil habitantes pero hace una semana era casi siete puntos más baja.
¿Eso es el inicio de la cuarta ola? No necesariamente. Pero sí apunta en la dirección errónea. Andalucía ya no baja sus contagios sino que muy tímidamente los sube. Y por eso es tan importante en estos momentos la responsabilidad y la prudencia a la que apeló ayer el consejero de Salud, Jesús Aguirre. El titular de Sanidad pidió a los andaluces que en esta semana en la que hay cuatro festivos seguidos —del Jueves Santo al Domingo de Resurrección—, no se salga «de la propia burbuja» para evitar más contagios.
La cuestión es que Andalucía, que había dibujado una línea de la pandemia serpenteante, sin rumbo fijo y atascada en torno a mil contagios diarios de media, se ha desayunado en los últimos días de esta semana que acaba con contagios superiores a esas cifras. La meseta parece que queda atrás. Tras el crecimiento de la incidencia acumulada, el número de contagios es la segunda luz roja que se enciende en el horizonte.
Una vez más, la señal es muy tímida. La comunidad ha reportado desde el pasado lunes del orden de cien casos más cada jornada si se compara con el
Datos al alza
El número de contagios y la incidencia acumulada crecen levemente desde hace una semana
mismo día de la semana anterior. Poco para ser tendencia. Leve para suponer el despegue de la ola. Pero un aviso a navegantes.
Sobre todo porque esta es una situación que Andalucía ya ha vivido. Al más puro estilo del eterno retorno de Nietzsche, la pandemia en la comunidad parece repetirse invariablemente. Decía el filósofo que la realidad es una constante repetición y que todo ele
Menor gravedad
A más vacunados contra el coronavirus, menos muertos e ingresados graves habrá en el futuro
mento moría para volver a nacer igual. Como las olas de la pandemia. Lo advirtió el presidente de la Junta, Juanma Moreno. Se abre el grifo de la movilidad y de la actividad y suben la curva.; se cierra y bajan. Todo se repite.
La forma más clara de ver este paralelismo es observando las mesetas que traza la línea de la pandemia. Normalmente los análisis se centran en los picos, en los datos más altos. Pero del estudio de los valles se desprenden claves muy interesantes para entender lo que pasa ahora en Andalucía y, sobre todo, lo que puede pasar en el futuro más cercano.
La primera meseta, tras la primera ola, fue el resultado de una medida drástica▶ el confinamiento domiciliario de toda la población. Su resultado fue igualmente notable. Si Nietzsche explica las olas, Isaac Newton el efecto de las restricciones. Toda acción tiene una reacción de igual magnitud. Por eso la bajada de datos redujo casi a cero los contagios y los hospitalizados a primeros de verano del año pasado.
Tras el segundo pico de la pandemia, que se produjo en otoño, llego una meseta que duró aproximadamente un mes, el de diciembre. ¿Qué pasó entonces. Cierre de la actividad no esencial, toque de queda, hostelería sin actividad... El grifo de cierra pero no tanto como en primavera. Los casos caen pero no tanto como en primavera. Newton y Nietzsche, de la mano.
Y, por último, la meseta en la que Andalucía vive —o ha vivido—
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