Sánchez lo fio todo al maná europeo, pero puede retrasarse a 2022
CORRÍAN las cinco y media de la madrugada del 21 de julio del año pasado cuando el belga del careto simpático, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, subió a Twitter la palabra mágica▶ «¡Acuerdo!». Se acababa de pactar lo nunca visto. Los 27 se endeudarían de forma conjunta, algo a lo que los países prósperos del Norte se habían negado siempre, para lanzar una especie de Plan Marshall europeo destinado a paliar las calamidades del Covid. Un fondo de 750.000 millones, de los que la maltrecha España, el país de la OCDE donde más cayó el PIB en 2020, recibiría la friolera de 77.000. Sánchez levitaba tras el acuerdo, hasta el extremo de que ordenó a sus ministros la patochada de que lo recibiesen entre aplausos.
El cielo se abría para Mi Persona. Cierto que continuaba el problema de su pésima labor frente al Covid, incluido su controvertido escaqueo tras haberse vendido en televisión como el baluarte providencial. Pero para camuflarlo lanzó una maniobra de distracción con Juan Carlos I, impulsando una campaña política y mediática que acabó en agosto con un insólito destierro ‘de facto’ del viejo Rey. En otoño, Sánchez veía su horizonte político despejado. En lo peor de la pandemia, el PP no había rascado pelota en las encuestas; no existía sondeo que situase a Casado por delante del PSOE. En el frente catalán, el señuelo de entretener a los ultras separatistas con una fantasmagórica mesa de diálogo había funcionado, y además guardaba un as en la manga▶ aprovechar la fama de Illa para reconquistar la Generalitat para el PSC. En el frente sanitario, pronto llegarían las vacunas y el Covid comenzaría a ser historia. En el frente económico, el dineral de la UE nos permitiría salir del hoyo. Unido al fin de la epidemia, generaría en la primavera-verano de 2021 un frenesí de consumo y euforia económica, que él capitalizaría en las elecciones. El maná europeo serviría también para tejer una red clientelar de corte peronista. Por último, incluso contaba un Plan B para el incordio de Podemos▶ si Iglesias se ponía insufrible, se aprovecharía el despiste de Arrimadas para utilizarla como tonta útil en favor de un PSOE más centrado.
Sánchez es sin duda hábil, tenaz y marrullero, y cuenta con la evidente ventaja de su amoralidad táctica. Pero dista de ser ese infalible genio estratégico a lo Metternich o Richelieu que vende el Orfeón Progresista. Su planazo se ha quedado en el cuento de la lechera. Cataluña está ya abocada al ‘Procés 2’, y al final, cuando tenga que pararlo, perderá el apoyo de ERC que sostiene su Gobierno. La opa a Arrimadas ha acabado como el desembarco de la Armada Invencible y ha servido para dar una nueva oportunidad a un Casado que andaba tocado. La vacunación avanza con la lentitud exasperante propia del paquidermo europeo. Y ahora llega un nuevo imprevisto▶ por desgracia para España, la pasta europea, de la que Sánchez ya había ‘preasignado’ 27.000 millones en los Presupuestos de este año, no va a llegar al final hasta el año que viene, debido al freno del Constitucional alemán. La divinidad de La Moncloa era humana.