Respaldo sin fisuras de EE.UU., Israel y los árabes a Abdalá
El papel moderador y estratégico de Amán pesa más que ninguna otra razón
tro jordano criticó los «mensajes distorsionados» enviados por el antiguo Príncipe heredero, emitidos sin más motivo que el de despertar simpatías entre la población local y extranjera, y coincidentes con «sus actividades para incitar a actividades destinadas a socavar la seguridad nacional».
En términos generales, «el Príncipe Hamza buscó movilizar a las figuras locales para acciones diseñadas para dañar la seguridad nacional», según indicó el viceprimer ministro en declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias jordana, Petra.
Asuntos internos. Peleas de alcoba entre miembros de la privilegiada familia real jordana. Con estas y otras razones de más peso –en particular la necesidad de evitar que el régimen de Amán entre en erupción, por su papel estratégico en la zona–, los aliados tanto occidentales como árabes corrieron ayer en auxilio del monarca jordano, Abdalá II, para expresar su respaldo al régimen en la supuesta trama golpista.
Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, recordó ayer que el monarca hachemí es «un socio clave de Estados Unidos y tiene nuestro total apoyo». Washington concede a Amán, desde la era del Rey Husein, un estatus especial de protección militar y ayuda económica que compensa la pobreza de recursos de un país con una población relativamente alta (10 millones), a la que se suma ahora la afluencia de refugiados sirios (un millón) y los rigores de la pandemia del Covid-19, que ha disparado el paro al 25 por ciento.
Estados Unidos mantiene en Jordania una fuerza de 3.000 hombres, encargados del entrenamiento de las tropas locales y, eventualmente, listos para defender los intereses de EE.UU. en Oriente Próximo. A cambio, la ayuda financiera directa no ha dejado de fluir a Jordania incluso en los momentos de mayor tensión entre Washington y el mundo árabe. En cinco años, el presidente Trump aprobó fondos para Jordania por valor de 1.000 millones de dólares, pese a su retórica contra las capitales árabes, irritadas por los gestos de la Casa Blanca en favor de Israel. Las críticas que explican el presunto complot contra Abdalá II –corrupción, falta de libertad de expresión en el reino hachemí– no conmueven en Washington. ¿Qué régimen árabe está en realidad libre de esas lacras? Lo definitivo es el marco general de un país clave para la estabilidad de la región, que además ostenta el título de Guardián de los Lugares Sagrados del islam en Jerusalén.
Israel también expresó ayer su respaldo al régimen de Abdalá II, sin entrar al detalle de las razones que esgrimen los presuntos conspiradores. «Es un asunto interno jordano», declaró el ministro de Defensa israelí, Gantz, que recordó que Jordania «es un aliado clave».
Más previsible fue el respaldo de los regímenes árabes del golfo Pérsico, encabezados por Arabia Saudí. La agencia oficial de noticias de Riad difundió el apoyo de las distintas capitales de la región al monarca Abdalá y las medidas adoptadas para asegurar «la estabilidad». En fechas recientes, las redes sociales difundieron imágenes del «hombre fuerte» de Riad, el Príncipe heredero Bin Salman, en encuentros con Abdalá rebosantes de mutua simpatía. El mensaje es claro▶ Jordania está expuesta a muchos peligros, pero ninguno va a venir desde el seno de una realeza acaudalada y deseosa de una Monarquía más ilustrada.
Ni con Trump
Pese a las desaveniencias de Trump con Amán, nunca dejó de fluir
la cuantiosa ayuda económica