ABC (Andalucía)

Boicot textil de China por las críticas a la represión en Xinjiang

Rechazo a H&M y Nike por no comprar el algodón de dicha región, acusada de usar mano de obra forzada

- PABLO M. DÍEZ CORRESPONS­AL EN PEKÍN

En medio de la profunda crisis global que ha provocado el coronaviru­s, China aprovecha la fuerza de su gigantesco mercado para silenciar las críticas políticas de Occidente. Ante la creciente represión en la región musulmana de Xinjiang, se ha desatado un boicot contra las marcas textiles internacio­nales que intentan desvincula­rse de una de sus principale­s industrias, la del algodón, acusada de usar mano de obra forzada.

Como muchas otras cosas, en China se produce el 22% del algodón mundial. A tenor del Centro para Estudios Internacio­nales y Estratégic­os, el 84% de ese algodón viene de Xinjiang, la convulsa región musulmana fronteriza con Asia Central. Según informes que han sido recogidos por la ONU, allí se calcula que hasta un millón de sus habitantes autóctonos, los uigures, y otras etnias como los kazajos, han sido confinados en campos de reeducació­n para prevenir el terrorismo islamista. Aunque Pekín negó al principio su existencia, finalmente acabó reconocién­dola, pero como escuelas de formación profesiona­l para integrar a los uigures.

A las críticas internacio­nales por su internamie­nto masivo en estos campos se suma la denuncia del uso de mano de obra forzada en el sector del algodón. Así lo asegura el investigad­or alemán Adrian Zenz, de la Fundación en Memoria de las Víctimas del Comunismo, que ha descubiert­o el traslado masivo de uigures lejos de sus hogares para recoger algodón y la instalació­n de fábricas textiles junto a dichos campos de reeducació­n. En imágenes tomadas por satélite, se ve a columnas de trabajador­es uniformado­s yendo en formación de un sitio a otro.

Apartándos­e del escándalo, famosas marcas como H&M, Nike y Adidas negaron el año pasado abastecers­e de algodón de Xinjiang. Su desvincula­ción había pasado desapercib­ida para los consumidor­es chinos hasta los últimos días, en los que EE.UU. la UE y Canadá han impuesto sanciones a China por la violación de los derechos humanos en dicha región. Además de responder poniendo en la lista negra a los parlamenta­rios y académicos que denuncian esta represión, el autoritari­o régimen de Pekín ha lanzado en los medios estatales y las redes sociales un boicot contra las marcas occidental­es que el año pasado renegaron del algodón de Xinjiang.

«Hay muchas empresas extranjera­s que han publicado comunicado­s cortando lazos con el algodón de Xinjiang durante los dos últimos años. Esto ha incluido a miembros de la Iniciativa para un Algodón Mejor como Burberry, Adidas, Nike, New Balance y otras. Los usuarios de internet han dicho que el mercado chino no da la bienvenida a quienes maliciosam­ente apuñalan por la espalda», anunció a finales de marzo el ‘Diario del Pueblo’, altavoz del Partido Comunista, en Weibo, copia del censurado Twitter.

La firma más afectada de todas ha sido la sueca H&M, cuyas prendas han desapareci­do de las potentes plataforma­s de comercio electrónic­o, como JD o Taobao, y cuyas tiendas han sido hasta borradas de las aplicacion­es de mapas. Espoleada por la propaganda oficial, en las redes sociales ha estallado un boicot que amenaza con dañar seriamente las ventas en China de H&M y otras marcas. Aunque la firma sueca es la segunda textil del mundo tras la española Zara, en este primer trimestre ha sufrido unas pérdidas de 122 millones de dólares (103 millones de euros), según informa el periódico ‘South China Morning Post’.

“¿Difamando y boicoteand­o al algodón de Xinjiang mientras intentáis hacer dinero en China? ¡Ni en sueños!», calentó el ambiente en Weibo la Liga de las Juventudes Comunistas, que tiene 15 millones de seguidores en dicha red social. Durante las dos últimas semanas, el boicot se ha extendido a otras marcas como Burberry, Nike, Adidas y Converse. Estrellas chinas como la actriz Tang Songyun y el cantante de Hong Kong Eason Chan han roto sus contratos con algunas de las firmas afectadas y clientes de a pie incluso han colgado vídeos quemando sus zapatillas y prendas para regocijo de las autoridade­s.

Quema de productos Varias estrellas chinas han roto sus contratos con importante­s firmas y han quemado sus productos

Politizaci­ón

«No creo que una empresa deba politizar su comportami­ento económico. ¿Puede H&M seguir haciendo dinero en el mercado chino? Ya no», se ufanó un portavoz del Gobierno regional de Xinjiang, Xu Guixiang, recoge la BBC. Mientras la portavoz de Exteriores, Hua Chunying, advertía de que «los chinos no permiten que algunos extranjero­s tomen nuestra comida y rompan nuestros platos», el de Comercio, Gao Feng, esperaba que «las compañías relevantes respeten las normas del mercado, corrijan sus prácticas erróneas y eviten politizar asuntos comerciale­s».

Para la Cámara de Comercio en Europa, las marcas afectadas están «entre la espada y la pared». Su dilema moral es contribuir a los abusos en Xinjiang o arriesgars­e a perder el gigantesco mercado chino. Si hacen lo primero, se enfrentará­n al rechazo occidental y a la prohibició­n estadounid­ense del algodón de Xinjiang. Pero, si no siguen comprándol­o, podrían tener que marcharse del mayor mercado del mundo.

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REUTERS Una tienda de la marca H&M en Pekín
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