‘STARTUPS’
En los últimos meses, dos proyectos españoles (Idealista y, ahora, Glovo) han entrado en la lista de éxito de los unicornios tecnológicos
Glovo, la compañía de reparto que no necesita presentación, cerró la semana pasada la mayor ronda de inversión de la (corta) historia de España en el tema de las ‘startups’. Casi 500 millones de euros que han levantado entre inversores de primera línea para un valor compañía tras la operación de casi 2.000 millones.
Es una magnífica noticia se mire como se mire. El único pero es que este tipo de operaciones sean la excepción y no la norma porque el ecosistema español está en pañales. Es algo que desde la Administración no se ha entendido y desde luego no se ha incentivado. Crear el clima propicio para el emprendimiento consiste en muchos casos en no poner muchos más problemas de los que ya tiene el lanzamiento de un proyecto. La pena es que teniendo muy buenos mimbres no sean capaces de entender el alcance de dar facilidades para que se pueda desarrollar el talento y que los unicornios no sean la excepción, sino la norma.
En cualquier caso, hay que celebrar el éxito de la empresa de la caja amarilla y tratar de sacar algún aprendizaje. Más allá del indudable éxito del negocio, no parece que tampoco hayan inventado la rueda. Han conseguido sin duda hacerse con el transporte de la última milla en un momento en el que el auge del comercio electrónico lo hace indispensable.
Además, y esto evidencia otra gran diferencia con respecto a la crisis anterior, el mercado de capitales está a pleno rendimiento. Da la sensación de que por momentos los inversores especializados
no saben bien qué hacer con el dinero.
Es mucho lo que han captado en los últimos
tiempos –los bajos tipos de interés sin duda han
ayudado– y pocas las alternativas de inversión.
En los últimos meses, dos proyectos españoles (Idealista y, ahora, Glovo) han entrado en la lista de éxito de los unicornios tecnológicos. Se dan las circunstancias para que la lista se siga ampliando. Que así sea.