El Papa pide acabar con los retrasos de las vacunas
También reclama promover su reparto, sobre todo a los países más pobres
En un mensaje dirigido a todo el planeta antes de impartir la bendición ‘Urbi et Orbi’ –a la ciudad y al mundo entero–, el Papa Francisco propuso un «internacionalismo de las vacunas» y pidió «un compromiso común para superar los retrasos en su distribución y promover su reparto, especialmente en los países más pobres».
Al término de la misa de la Pascua de Resurrección, celebrada en el altar del ábside de la basílica de San Pedro para unos 140 fieles presenciales y muchos millones a través de ‘streaming’ y televisión, Francisco pidió –de pie, ante el altar– «que el Señor dé consuelo y sostenga las fatigas de los médicos y enfermeros». Al mismo tiempo subrayó que «todas las personas, sobre todo las más frágiles, precisan asistencia y tienen derecho a los tratamientos necesarios. Esto es aún más evidente ahora, cuando todos estamos llamados a combatir la pandemia y las vacunas son una herramienta esencial en esta lucha».
Más pobres
El Santo Padre pidió al Señor «consuelo para quienes han perdido el trabajo o atraviesan serias dificultades económicas y carecen de una protección social adecuada». Y, al mismo tiempo, que «inspire la acción de las autoridades públicas para que todos, especialmente las familias más necesitadas, reciban la ayuda imprescindible para un sustento adecuado» pues «la pandemia ha aumentado dramáticamente el número de pobres y la desesperación de miles de personas».
En tono muy duro, Francisco denunció un contraste gravísimo▶ «La pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave, especialmente para los más pobres; y a pesar de todo los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan». Por eso, suplicó «que Cristo, nuestra paz, silencie finalmente el clamor de las armas en la querida y atormentada Siria, donde millones de personas viven actualmente en condiciones inhumanas». Lo mismo para «Yemen, cuyas vicisitudes están rodeadas de un silencio ensordecedor y escandaloso. Y en Libia, donde finalmente se vislumbra la salida a una década de contiendas y enfrentamientos sangrientos». Recordando que la Resurrección tuvo lugar en Jerusalén, Francisco pidió que «israelíes y palestinos vuelvan a encontrar la fuerza del diálogo para alcanzar una solución estable, que permita la convivencia de dos Estados en paz y prosperidad». Se ha referido también a Irak, «que tuve la alegría de visitar el mes pasado» y rogó «que pueda continuar por el camino de pacificación emprendido».
El Papa pidió solidaridad con las personas forzadas a escapar de conflictos o de desastres naturales agravados por el cambio climático, al tiempo que elogiaba «al Líbano y Jordania, que reciben a tantos refugiados huidos del conflicto sirio». Recordó también «a los pueblos de África que ven su futuro amenazado por la violencia interna y el terrorismo internacional, especialmente en el Sahel y en Nigeria, así como en la región de Tigray y Cabo Delgado», así como a «los prisioneros en los conflictos, especialmente en Ucrania oriental y en Nagorno-Karabaj».