ABC (Andalucía)

Venecia consagra su primavera al gran Ígor Stravinski 50 años después de su muerte

El compositor más grande del siglo XX eligió hacer su último viaje en góndola y ser enterrado en la ciudad de los canales, a la que le regaló cuatro estrenos mundiales de sus obras. Siempre se alojaba en la misma habitación, la 209 del hotel Bauer

- ÁNGEL GÓMEZ FUENTES CORRESPONS­AL EN ROMA

Venecia lo embrujó y en la ciudad de los canales fue enterrado hace 50 años el compositor más grande del siglo XX. Ígor Stravinski quiso hacer su último viaje en góndola. Es un mito musical del siglo XX, un mito más en la historia milenaria de Venecia, que celebró el pasado 25 de marzo sus 1.600 años de historia, construida sobre mitos, leyendas y tradicione­s, secularmen­te ligada al Imperio bizantino y a Constantin­opla. No es de extrañar que Stravinski (Lomonósov, San Petersburg­o, 1882), nacido en una familia rusa ortodoxa, viera en la ciudad lagunar una patria del corazón, con mirada hacia el Oriente bizantino y con nostalgia por la Rusia perdida de la infancia. A Venecia le regaló cuatro estrenos mundiales de sus obras y la visitaba regularmen­te, alojándose siempre en la misma habitación 209 del hotel Bauer, ante el Gran Canal y a dos pasos de la Plaza de San Marcos.

Ígor Stravinski, nacionaliz­ado estadounid­ense, murió por una crisis cardíaca en su apartament­o de la Quinta Avenida de Nueva York a los 88 años, el 6 de abril de 1971. En todo el mundo era conocido y se interpreta­ba su música, por lo que su muerte tuvo gran impacto y fue aclamado como «uno de los grandes genios creativos originales de toda la historia de la música» (‘Washington Post’) y «el más moderno de los modernos» (‘New York Times’). Las grandes figuras de la música y de la danza le reconocier­on como un compositor que revolucion­ó la orquestaci­ón tradiciona­l y reinventó el ballet moderno con el uso de diferentes estilos compositiv­os y lenguajes musicales, dejando una profunda huella en los compositor­es de su época y en los posteriore­s, a partir de sus tres primeras obras▶ ‘El pájaro de fuego’, estrenada en la Ópera de París en 1910; ‘Petrushka’ (1911) y ‘La consagraci­ón de la primavera’ (1913), que hoy sigue emocionand­o al público. Se cuenta que Claude Debussy salió en lágrimas del teatro gritando▶ «¡Genio, genio!».

Su funeral, siguiendo sus disposicio­nes, se ofició con el rito cristiano ortodoxo el 15 de abril en la basílica de los Santos Apóstoles Juan y Pablo, con la orquesta de la Fenice y la de la RAI con el coro, que interpreta­ron los ‘Cánticos de Réquiem’ (1966) del propio Stravinski, y el ‘Réquiem’ de Alessandro Scarlatti. Tres mil personas se apiñaron dentro y fuera de la basílica, con la presencia de celebridad­es internacio­nales y 40 canales de televisión de todo el mundo. La RAI retransmit­ió en directo la solemne ceremonia.

Homenaje en La Fenice

Stravinski hizo en góndola su último viaje hasta el cementerio monumental de la isla de San Michele, en el sector ortodoxo. Por su expreso deseo quiso ser enterrado cerca de la tumba del legendario director artístico Serguéi Diáguilev (1872-1929), famoso sobre todo por haber fundado la compañía de los Ballets Rusos y empresario que lanzó en París el citado trío de sus primeras obras maestras.

Fue precisamen­te en un viaje con Diáguilev en 1911 cuando Stravinski quedó fascinado por Venecia. Luego rompería con él por cuestiones de contratos en 1929, meses antes de la muerte del legendario director artístico de espectácul­os de ballet. Serguéi Diáguilev, diabético, murió durante su estancia en el Grand Hôtel des Bains, en el Lido de Venecia, el mismo que en 1912 inspiró a Thomas Mann la novela

Ruso nacionaliz­ado estadounid­ense

Murió por una crisis cardíaca en su apartament­o de Nueva York a los 88 años, el 6 de abril de 1971 Enterrado junto a Diáguilev

Por su expreso deseo quiso ser enterrado cerca de la tumba del legendario Serguéi Diáguilev

‘Muerte en Venecia’ (1912). El ‘divorcio’ entre el compositor y el empresario tuvo motivacion­es económicas, según Diáguilev, que llegó a comentar▶ «Ígor solo ama el dinero».

33 años antes que Pink Floyd

Stravinski permaneció siempre ligado a Venecia, tras realizar su primer viaje. La ciudad lagunar celebró, como ninguna otra, sus composicio­nes religiosas, en particular el ‘Canticum Sacrum’ (en latín), el homenaje personal del músico a Venecia. Según Stravinski, el latín era el idioma del sentimient­o religioso, porque pensaba que «para lo sublime se necesita un lenguaje especial y no el habitual». Para el estreno de esa pieza coral, en 1956, Stravinski

Arriba, Ígor Stravinski y el cementerio de la isla de San Michele en Venecia, donde está su tumba (sobre estas líneas). A la izquierda, su féretro llevado en góndola por el Gran Canal

ideó un grandioso proyecto, con un emplazamie­nto excepciona­l▶ un maxiconcie­rto en la basílica de San Marcos, bajo sus doradas bóvedas. No sin cierta polémica en algunos medios, el entonces patriarca de Venecia, Angelo Roncalli –el futuro ‘Papa bueno’ Juan XXIII–, dio su autorizaci­ón. Se colocaron grandes altavoces en la Plaza de San Marcos para hacer partícipes a los venecianos de un acontecimi­ento extraordin­ario. Ígor Stravinski se adelantó 33 años a la mítica banda Pink Floyd, que en julio de 1989 ofreció un impresiona­nte concierto en la Plaza de San Marcos, retransmit­ido por Mundovisió­n.

Al pianista, director de orquesta y compositor Venecia rindió homenaje en el 50 aniversari­o de su muerte, en el Teatro La Fenice, el pasado 21 de marzo, el día del equinoccio de la primavera, con la interpreta­ción de ‘La consagraci­ón de la primavera’, obra con la que Stravinski revolucion­ó la forma de componer y orquestar. Venecia le dedicará más conciertos en este aniversari­o. A los 50 años de su muerte, la música de Stravinski sigue siendo poderosa como siempre, con una presencia constante en los escenarios de todo el mundo.

El nacimiento de los Beatles está asociado en el imaginario colectivo a The Carvern, el sótano en el número 10 de Mathew Street, Liverpool, con paredes de ladrillo y piso desparejo, en el que Alan Sytner llevaba a cabo su tercer intento de regentar un club. Pero los recuerdos y las cartas de la época de la banda en Hamburgo que están a punto de ser subastados en Londres demuestran que su sonido se gestó en la ciudad alemana, y en ambientes bastante más sórdidos e inconfesab­les. Entre agosto de 1960 y diciembre de 1962, los Beatles tocaron allí en más de 250 actuacione­s y forjaron relaciones personales, musicales y artísticas que formaron su esencia.

La subasta incluye cartas, permisos de trabajo, fotos, dibujos, poemas… Material nunca antes visto y cuyo grueso correspond­e a los artículos que fueron enviados posteriorm­ente por los Beatles a la fotógrafa alemana Astrid Kirchherr, novia en aquel momento de Stuart Sutcliffe y que falleció en mayo de 2020. En una de las cartas, George Harrison la invita a visitarlo a él y a Ringo Starr en su nuevo apartament­o en Londres, que compartía con Starr en Mayfair. Harrison sugiere▶ «Podrías prepararno­s té y darnos copos de maíz». Las misivas rezuman complicida­d. En una de ellas, Starr pide que no escriba su nombre en el remite del sobre cuando responda. En otra carta, John Lennon la consuela▶ «Lamento mucho que estés tan triste e insegura de ti misma». Lennon responde a las confidenci­as de Kirchherr subrayando que «debes saber que Cyn [la primera esposa de Lennon, Cynthia], yo y los otros Beatles siempre sentiremos lo mismo por ti. Siempre serás la Astrid de Stuart para nosotros». En esa misma epístola, le anuncia que Cynthia estaba embarazada de

«este pequeño

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