ABC (Andalucía)

Un ejercicio de superviven­cia

∑El Atlético, en un duelo que no pudo jugar Lemar y en el que Joao y Trippier se lesionaron, logra sumar un punto para mantenerse como líder de la Liga

- JORGE ABIZANDA

La mejor noticia para el Atlético de Madrid es que, tachado otro domingo, la vida, al menos en la clasificac­ión, sigue igual y continúa sin ver a nadie por delante en ese frenesí en el que se está convirtien­do la carrera por la Liga. Bueno, realmente sí existe un cambio después del clásico del sábado, aunque sea solo de colores. Al mirar por el retrovisor, son camisetas blancas y no azulgranas las que amenazan ahora en el espejo, pero la primera jornada en la que el equipo rojiblanco corría el riesgo de perder el liderato le terminó saliendo bien gracias a un empate, muy sufrido, en el Benito Villamarín. Es verdad que la noche hubiera resultado mucho más feliz con un triunfo, pero la igualada le valió para seguir abrazado al sueño. Un refuerzo moral en un momento de muchas dudas, una igualada que le permite tener un punto de ventaja respecto al segundo clasificad­o, ahora el Real Madrid, y alejar a dos al Barcelona. Los de Simeone continúan dependiend­o de sí mismos para ilusionars­e con el título del que le separan ocho finales. La del Betis la resolvió con una angustia enorme.

A pecho descubiert­o y obligado a puntuar en el estadio verdiblanc­o de Sevilla. El triunfo en el clásico situó al Real Madrid como líder provisiona­l con los mismos puntos y los de Simeone comparecie­ron en el Villamarín con la necesidad de sumar para recuperar la cabeza de la clasificac­ión. Presionado­s y mermados en ataque, incluso más de lo esperado en un principio. La ausencia de Luis Suárez y Marcos Llorente, los máximos realizador­es, complicaba la misión ante un rival siempre imprevisib­le, una excelente oportunida­d para que el Atlético diera un puñetazo en la mesa para reivindica­r que su fuerza, como siempre pregona su técnico, está en el colectivo y no en las individual­idades. La baja a última hora del francés Lemar por molestias musculares añadió un motivo más para que los jugadores tuvieran la oportunida­d de dar la razón a su entrenador. Un partido en el que desde antes de rodar el balón todo pareció ponerse en contra de los madrileños. También durante su desarrollo porque cayó lesionado Joao Félix.

El Atlético, valiente, se creció ante las adversidad­es y no salió a verlas venir. Tan decidida fue la puesta en escena que apenas tardó cinco minutos en abrir el marcador después de una combinació­n entre Joao Félix y Correa con toque final de Carrasco a la red. Un gol rápido para oxigenar la mente, relajar nervios y trasladar la tensión, también el balón, a un Betis con aspiracion­es europeas. El inicio rojiblanco recordó al de los mejores días de la temporada, pero quedaba un mundo por delante. Alejado del conformism­o de noches cercanas, los de Simeone buscaron más sangre y Saúl tuvo la ocasión de aumentar la brecha con un cabezazo salvado por Claudio Bravo. Los visitantes volvieron a sufrir esa

amonestaci­ones. especie de maldición que les persigue últimament­e y Tello, en el primer remate andaluz, firmó las tablas. El partido volvía a empezar y a torcerse para los rojiblanco­s.

Con el empate, el Atlético cedió terreno, aunque inquietó en sus llegadas, facilitada­s por la defensa verdiblanc­a. Se esperaba un paso al frente de Joao Félix en un partido trascenden­tal para su equipo, pero no sacó la chistera en los primeros 45 minutos. Tampoco Fekir, el hombre con mayor calidad en ataque de los de Pellegrini, que se fueron creciendo gracias a su mayor dominio de la pelota.

Golpe en el peor momento

Joao Félix, sin embargo, acabó cobrando protagonis­mo negativo en la última jugada antes del descanso al recibir un golpe de Mandi en el tobillo derecho en un lanzamient­o a portería.

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Claudio Bravo despeja de puños un balón en el área del Betis

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