Un ejercicio de supervivencia
∑El Atlético, en un duelo que no pudo jugar Lemar y en el que Joao y Trippier se lesionaron, logra sumar un punto para mantenerse como líder de la Liga
La mejor noticia para el Atlético de Madrid es que, tachado otro domingo, la vida, al menos en la clasificación, sigue igual y continúa sin ver a nadie por delante en ese frenesí en el que se está convirtiendo la carrera por la Liga. Bueno, realmente sí existe un cambio después del clásico del sábado, aunque sea solo de colores. Al mirar por el retrovisor, son camisetas blancas y no azulgranas las que amenazan ahora en el espejo, pero la primera jornada en la que el equipo rojiblanco corría el riesgo de perder el liderato le terminó saliendo bien gracias a un empate, muy sufrido, en el Benito Villamarín. Es verdad que la noche hubiera resultado mucho más feliz con un triunfo, pero la igualada le valió para seguir abrazado al sueño. Un refuerzo moral en un momento de muchas dudas, una igualada que le permite tener un punto de ventaja respecto al segundo clasificado, ahora el Real Madrid, y alejar a dos al Barcelona. Los de Simeone continúan dependiendo de sí mismos para ilusionarse con el título del que le separan ocho finales. La del Betis la resolvió con una angustia enorme.
A pecho descubierto y obligado a puntuar en el estadio verdiblanco de Sevilla. El triunfo en el clásico situó al Real Madrid como líder provisional con los mismos puntos y los de Simeone comparecieron en el Villamarín con la necesidad de sumar para recuperar la cabeza de la clasificación. Presionados y mermados en ataque, incluso más de lo esperado en un principio. La ausencia de Luis Suárez y Marcos Llorente, los máximos realizadores, complicaba la misión ante un rival siempre imprevisible, una excelente oportunidad para que el Atlético diera un puñetazo en la mesa para reivindicar que su fuerza, como siempre pregona su técnico, está en el colectivo y no en las individualidades. La baja a última hora del francés Lemar por molestias musculares añadió un motivo más para que los jugadores tuvieran la oportunidad de dar la razón a su entrenador. Un partido en el que desde antes de rodar el balón todo pareció ponerse en contra de los madrileños. También durante su desarrollo porque cayó lesionado Joao Félix.
El Atlético, valiente, se creció ante las adversidades y no salió a verlas venir. Tan decidida fue la puesta en escena que apenas tardó cinco minutos en abrir el marcador después de una combinación entre Joao Félix y Correa con toque final de Carrasco a la red. Un gol rápido para oxigenar la mente, relajar nervios y trasladar la tensión, también el balón, a un Betis con aspiraciones europeas. El inicio rojiblanco recordó al de los mejores días de la temporada, pero quedaba un mundo por delante. Alejado del conformismo de noches cercanas, los de Simeone buscaron más sangre y Saúl tuvo la ocasión de aumentar la brecha con un cabezazo salvado por Claudio Bravo. Los visitantes volvieron a sufrir esa
amonestaciones. especie de maldición que les persigue últimamente y Tello, en el primer remate andaluz, firmó las tablas. El partido volvía a empezar y a torcerse para los rojiblancos.
Con el empate, el Atlético cedió terreno, aunque inquietó en sus llegadas, facilitadas por la defensa verdiblanca. Se esperaba un paso al frente de Joao Félix en un partido trascendental para su equipo, pero no sacó la chistera en los primeros 45 minutos. Tampoco Fekir, el hombre con mayor calidad en ataque de los de Pellegrini, que se fueron creciendo gracias a su mayor dominio de la pelota.
Golpe en el peor momento
Joao Félix, sin embargo, acabó cobrando protagonismo negativo en la última jugada antes del descanso al recibir un golpe de Mandi en el tobillo derecho en un lanzamiento a portería.