Discrepancias en el Gobierno sobre los cierres sin estado de alarma
‘CASTELVINES Y MONTESES’, EL ‘ROMEO Y JULIETA’ DE LOPE DE VEGA
Varias fuentes del Ejecutivo contradicen a Calvo, convencida de que las autonomías podrán hacerlo
La teoría de que es necesario
buscar un plan B jurídico gana peso en La Moncloa pese
a la insistencia de Sánchez
«Se podrá cerrar Torrelodones, pero no la Comunidad de Madrid», sostiene un alto cargo
moverse). Riesgo que se multiplica cuando, como hace Villanueva, se pone en duda también el valor del relativismo, y de lo que bautiza como la ‘Galaxia Post’, frente al valor de lo objetivo y de la razón, que se manifiesta a partir de la Europa de la Ilustración, tan denostada hoy por muchos intelectuales.
Villanueva, bien conocido como brillante director que fue de la Real Academia Española, no olvida su especialidad de catedrático de Teoría de la Literatura, y en este mismo ensayo define la novela como «juego lingüístico y literario, pero también como revelación imaginativa de la realidad pasada, presente o por venir». Las dos modalidades y los tres escenarios temporales los ha practicado con maestría, entre nosotros, Javier Cercas, cuyo último libro, ‘Independencia’, es un hito importante en su larga trayectoria.
En anteriores novelas, Cercas ya nos había planteado, a través de sus personajes –reales o ficticios– dudas éticas fundamentales. Así en ‘Anatomía de un instante’ nos pregunta si la traición no puede ser una forma de lealtad. En ‘El impostor’, si la mentira es siempre reprobable o solo cuando puede causar daño. En ‘El monarca en las sombras’, si el error en la elección de un ideario puede afectar a la honradez con la que es defendido. En sus dos últimas novelas (‘Terra Alta’ e ‘Independencia’) Cercas da un paso hacia el mundo del Derecho. En ambas, los avatares de un mismo mosso d’Esquadra justiciero, Melchor Marín, sirven de intrigante hilo conductor para que el autor nos haga reflexionar sobre cuestiones tan vitales como si es justo tomarnos la justicia por nuestra mano cuando el Estado –al que hemos cedido el monopolio de la fuerza– parece incapaz de imponerla. En ‘Terra Alta’ pone en boca de uno de sus personajes (un subinspector que alecciona al protagonista) afirmaciones como esta▶ «... la justicia no es sólo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia». En ‘Independencia’, uno de los personajes por los que el autor parece mostrar mayor simpatía, el abogado de nombre Vivales, advierte al justiciero policía que «hasta el mayor hijo de puta del mundo tiene derecho a que alguien lo defienda. Si no es así, no hay justicia».
El valor lo tiene bien acreditado Javier Cercas con su actitud frente al acoso del independentismo catalán, que no ha dudado estos días en manipular mendazmente una manifestación suya. Pero esto va de literatura y por eso aquí quiero subrayar que no es poca la valentía que muestra en sus novelas al atreverse a cuestionar verdades que los biempensantes dan por incuestionables. No esperemos, sin embargo, ninguna respuesta a esas dudas en estos libros que se convertirían en ‘novelas de tesis’, género que Cercas, con toda razón, aborrece porque los variados intentos de esta modalidad novelística terminaron degradando el género.
«Escribo porque nunca fue más bello el engaño», decía un verso ya antiguo de Javier Lostalé. Ojalá pronto esta afirmación vuelva a ser solo una de las razones existenciales de la poesía. En el universo poético, la complicidad entre el autor y el lector lo permite todo. Incluso la Verdad con mayúscula, a la que cantaba Antonio Machado en un bien conocido Proverbio▶ «¿Tu verdad? No, la Verdad;/ y ven conmigo a buscarla./ La tuya, guárdatela».