La homicida de Motril aguantó junto al cadáver de su novia 24 horas
La Policía Nacional llevó a cabo ayer una segunda detención por el asesinato a una mujer por parte de su novia en un cortijo de Motril. Se trata de un hombre próximo a la autora confesa del crimen, quien había declarado hace ahora dos días su responsabilidad en los hechos.
Este segundo detenido estaría acusado de encubrimiento, tras saberse que la homicida, de 34 años, tardó hasta 24 horas en confesar a la Policía su acción y que, dado el estado de la vivienda, parcialmente limpia a la llegada del cuerpo policial, podría hacer pensar en su colaboración en los hechos, según informó Efe.
Y es que ayer se supo que la confesión de la mujer que asesinó a su pareja en Motril se produjo un día después de que se desarrollasen los hechos. Así lo afirman desde la Policía Nacional, que se ha hecho cargo de la investigación. La declaración de la homicida se produjo el martes a las 14▶50 horas pero se cree que el homicidio tuvo lugar el lunes.
Tras la declaración de la presunta homicida, el cuerpo de la joven de 18 años, que según se relata en la confesión habría muerto apuñalada a manos de su pareja de 34 tras una fuerte discusión, fue trasladado al Instituto Anatómico Forense para practicar la autopsia y determinar así las causas exactas de la muerte.
Buscan el arma
Al mismo tiempo, desplazados desde Madrid, agentes especializados de la Comisaría General de Policía científica se encontraban ayer realizando una inspección ocular técnico-policial en el lugar del crimen realizando ante la dificultad de recabar pruebas sobre las circunstancias en las que se desarrollaron los hechos. Allí se buscó, entre otros indicios, la posible arma homicida, un «arma blanca», con la que se habría infringido el presunto apuñalamiento.
Según «Ideal», los agentes de la policía científica se percataron de que habían borrado numerosas pruebas, «quizá demasiadas, porque el interior del cortijo olía muy fuerte a lejía y los signos de haber limpiado a fondo eran visibles». Esto, sumado a la situación en la que se encontró el cadáver, y sumado al tiempo de espera en la confesión, suponen, según el medio, «indicios claros que denotan que la homicida no tuvo claro desde el principio qué hacer, si confesar los hechos o esconderlos».