«Nos pidieron ser patriotas en pandemia para olvidarnos ahora»
lo dramático que puede ser esto en un barco. Se te pasa de todo por la cabeza, imagina en alta mar. Han sufrido mucho», completa Garat.
Mareas de cinco y seis meses
«Hacen mareas de hasta cinco, seis meses», refrenda Ulloa. Solo los atuneros que faenan en las islas Seychelles han recibido la vacuna, porque el Gobierno de este archipiélago ha decidido que no podía dejar que atracasen tripulaciones posiblemente infectadas por coronavirus, comentan todos con cierta envidia.
En España, la Xunta de Galicia y la Junta de Andalucía trasladaron también en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que preside la ministra Carolina Darias, la necesidad de una solución urgente para
José Luis Otero, patrón del bacaladero gallego Lodairo, se encuentra faenando en aguas del Ártico
El comedor del Afanuda II’
donde comparten
mesa y charlan varios marineros coruñeses
Piñole y Otero apuntan también a la dificultad para relevar turnos. Habla el primero de ellos▶ «Pasamos mucho tiempo sin hacer relevos, hay muchos problemas. Mi última campaña fue de seis meses cuando tendría que haber sido de tres. Tenemos que hacer PCR antes de volar del país y otra al llegar al puerto de embarque en un periodo menor a tres días. Ahora me toca una mañana en Galicia y otra en dos días en Algeciras».
Este joven oficial explica que la doble prueba de PCR exigida se debe «más a las navieras que a los Estados, porque no pueden arriesgarse a que les paren un barco y tener a la tripulación infectada». «En mi sector, el transporte de gas e hidrocarburos, los costes de flete por día son enormes. Hay muchos países, además, que se niegan a prestar asistencia si tienen muchos contagiados a bordo, como ya ha pasado. El mayor recelo lo estamos encontrando en los países caribeños, la mayoría de las islas tienen prohibidos los relevos».
Un sector oculto
egún el estudio de Juanjo Romero sobre los datos que ofrecen los recientemente publicados ‘Annuario Pontifico 2021’ y ‘Annuarium Statisticum Ecclesiae 2019’, el número de católicos en el mundo ha aumentado en 16 millones, con lo que la cifra total es de 1.345 millones. El porcentaje es del 17,7% según las citadas fuentes, sin decimal. En 2018 era del 17,73%, que en la presentación a los medios el Vaticano redondeó a «poco menos del 18%». En 2014 era el 17,77%; en 2015 el 17,72%; en 2016 el 17,67%.
El análisis geográfico de las variaciones en el bienio 2018-2019 muestra un aumento de los bautizados del 3,4% en África, del 1,3% en Asia, del 1,1% en Oceanía y del 0,84% en América, mientras que en Europa se produce un ligero descenso. El número de sacerdotes crece en el bienio 2018-2019▶ en total son 414.336, 271 más. Frente a los importantes aumentos de África y Asia, con incrementos relativos del 3,45% y el 2,91%, en Europa y América se produce un descenso, respectivamente del 1,5% y de aproximadamente medio punto porcentual. Las vocaciones sacerdotales siguen bajando▶ los candidatos al sacerdocio en el planeta pasan de 115.880, en 2018, a 114.058, en 2019. En Europa la variación es del -3,8%, en América del -2,4% y en Asia del -2,6%. También disminuye el número de religiosos profesos que no son sacerdotes; en 2018 eran 50.941, en 2019 son 50.295. Las religiosas profesas también están en descenso.
Vamos a esperar los datos de la Memoria de la Iglesia en España. De momento, los obispos, siguiendo una política de trasparencia, no han hecho públicos los números de seminaristas de los últimos años. Ya sabemos que la Iglesia no es una empresa que se mida por guarismos, pero negar los números es impedir ver una realidad de la realidad. Por cierto, cuando hablamos de la economía de la Iglesia no dicen lo mismo. La cuestión de fondo no son las evidencias sino las causas y los motivos. ¿Crece la incomprensión cultural sobre lo católico? ¿Se ha perdido impulso apostólico? ¿Y Europa? ¿Tiene algún efecto este pontificado?
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