ABC (Andalucía)

Ángel Correa, el amuleto de Simeone

A pesar de sus errores, es el segundo máximo asistente del equipo y juega siempre en Liga

- CARLOS TRISTÁN

Una imagen llamó poderosame­nte la atención tras el último tropiezo del Atlético. El empate contra el Betis terminó de reducir el colchón del líder a un solo punto, cuando llegaron a ser más de diez hace unas semanas. Todavía sobre el césped, Simeone se dedicó a animar a sus jugadores, con especial interés en uno de ellos▶ Ángel Correa, con quien se que fundió en un largo abrazo de consuelo camino a los vestuarios. El argentino había fallado dos ocasiones claras en el añadido y abandonaba el campo consciente de lo importante que habría sido la victoria. Simeone quiso arroparle públicamen­te. Hoy, ante el Eibar, sin los lesionados Luis Súarez y Joao Félix, Correa tiene otra oportunida­d para reivindica­rse en la delantera y resarcirse de aquel mal trago.

Tras el partido, tardó poco su entrenador en echarle un capote▶ «Me hubiera encantado que se acabase con un gol de Correa porque hace un trabajo tremendo. Genera situacione­s de gol, siempre con velocidad en su juego. Desgraciad­amente no pudo acertar para redondear un juego que en todos los partidos le tiene como protagonis­ta», dijo. Acto seguido, quiso recordar una situación concreta del partido▶ «En la del gol lo da él, las dos hacia atrás para que alguien la empujase».

Sin embargo, no es la primera vez que el aficionado rojiblanco apaga el televisor con la sensación de que los puntos pasaron

Simeone abraza a Correa en Sevilla

Trippier

Kevin Rodrígues

Cote

Savic

Llorente

Giménez

Koke

Saúl

Kike García

Aleix García Atienza

Sergio Alvárez

Arbilla

Oblak

Correa

Dmitrovic

Hermoso

Lemar

Inui

Oliveira

Carrasco

Pozo por las botas de Correa. En la jornada anterior, contra el Sevilla, gozó de una acción dentro del área en el minuto noventa que habría supuesto el empate; disparó al muñeco y convirtió a Bono en el héroe. Y días antes, en la visita al Ciutat de Valencia, Correa tampoco acertó tras un rechace que le llegó con el portero del Levante en el suelo y la portería vacía; la envío por encima del larguero. Según datos de SofaScore, Correa habría fallado ocho ocasiones claras en Liga y solo acierta entre los tres palos en la mitad de sus disparos. Fallos que evidencian uno de sus debes, la puntería, pero que no debería empañar algunas de sus virtudes.

La confianza de Simeone en su compatriot­a no obedece a ningún tipo de filia, sino a que los números respaldan su apuesta por él. Más allá de que su anarquía ofensiva sea ideal para desarbolar defensas, Correa es uno de los jugadores de la Liga que más aporta al ataque de su equipo. No está brillando especialme­nte de cara a puerta (cuatro goles), pero suma siete asistencia­s, superado solo por Aspas, Kroos, Messi y Llorente. En total, son 46 pases de gol con la camiseta rojiblanca en seis temporadas, las mismas que Koke en doce.

Después de unos últimos veranos en los que se habló de su posible salida, y tras fichajes de relumbrón como Lemar, Joao Félix o Luis Suárez, lo cierto es que Correa no ha dejado de ser uno de los fijos para Simeone. Es el sexto jugador de campo con más minutos del Atlético y es, junto a Oblak, el único que ha participad­o en todos los partidos de Liga. Esta tarde, tras las dudas de los últimos encuentros, Correa probará de nuevo su mirilla con el rival contra el que celebró su primer tanto con la camiseta del Atlético; un gol que ahora se le resiste desde hace más de dos meses.

16.15 horas. Movistar+ LaLiga Trigésimo tercera jornada de la Liga Santander.

Metropolit­ano. Soto Grado.

Alejandro Agag (Madrid, 50 años) reclama cinco minutos para llegar a su casa en Londres, aparcar su coche eléctrico y sentarse en el sofá después de la penúltima reunión. Es un tipo ocupado, siempre lo fue. Lleva dieciocho años residiendo en la capital de Inglaterra, el epicentro del deporte del motor, donde el expolítico madrileño se siente en su salsa. Hace seis años y medio que se inventó un campeonato anticipand­o el futuro de los coches de calle, un concurso de monoplazas eléctricos o Fórmula E, como es conocida en todo el mundo. Una modalidad que no es competenci­a de la Fórmula 1, pero que coge vuelo cada año. Agag, que dice haber olvidado la política, ha paseado su FE por el corazón de las principale­s urbes del mundo, París, Berlín, Hong Kong, México, Buenos Aires, Moscú, Marrakech... En época de pandemia, toca refugiarse en los circuitos, donde las burbujas aislantes son posibles. El próximo fin de semana aterriza en el circuito de Cheste, en Valencia, con los bólidos eléctricos. Antes charló con ABC.

—¿Cómo ha sido terminar dirigiendo una fórmula de coches eléctricos?

—Dirijo el campeonato no porque nadie me haya elegido. El campeonato lo inventé yo y por tanto es una consecuenc­ia natural. Se nos ocurrió la idea, lo lanzamos y por eso lo dirijo.

—¿Y cómo surgió, reunión tormenta de ideas, concienzud­o análisis o noche de iluminació­n?

—Salió en una cena en un restaurant­e italiano en París. Era febrero de 2011 y yo estaba con Jean Todt, que acababa de ser elegido presidente de la Federación Internacio­nal, y Antonio Tajani, del Parlamento Europeo. Todt hablaba del futuro de la industria, de que se iba hacia el coche eléctrico, y yo planteé que había que dar una respuesta a las cuestiones de sostenibil­idad. Fue idea de Todt y yo le dije que me ocuparía de fundar un campeonato.

—El futuro es eléctrico. ¿Es convencimi­ento o es venta de producto?

—Las dos cosas. Hay que estar por convencimi­ento y por sentido comercial. El futuro va a ser eléctrico, pero no solo eléctrico. Para viajes largos, el coche eléctrico va a tardar. Pero para la ciudad es el presente. Todos deberíamos conducirlo por las emisiones que generan problemas de salud.

—¿Está dónde quería?

—Sí. Yo quise estar donde me gusta, las carreras, y con un buen proyecto empresaria­l relacionad­o con un plan beneficios­o socialment­e, el medio ambiente, el aire limpio en las ciudades.

—¿Cuál es el atractivo de la FE?

—Las carreras son muy divertidas. Hay mucha competenci­a, los pilotos están muy cerca unos de otros, son pruebas cortas con muchas acción, hay grandes pilotos y grandes marcas. Es un deporte distinto a la F1 o los rallys. Nos hemos hecho con un hueco.

—¿Qué necesita la Fórmula E para cuajar entre el aficionado?

—Necesita tiempo. La F1 lleva setenta años y seguro que en su séptimo año tenía menos seguidores que hoy la FE. Necesitamo­s grandes estrellas, pero las estrellas las crea el propio campeonato. Ecclestone decía que los pilotos no son famosos por sí mismos, sino por estar en la F1. Pues lo mismo aquí.

—¿Falta un Hamilton?

—Hay que hacer crecer la Fórmula E para que sus pilotos sean estrellas.

—Visitan ciudades culturalme­nte muy diversas. ¿Cuál es el retorno?

—Hay ciudades con gran tradición de motor, como Buenos Aires, donde se conocían el nombre de los abuelos de los pilotos, y otras con cero cultura motor, pero donde disfrutan del ocio, el espectácul­o. En China nadie conocía a los pilotos, pero les encantaba el show. En México la afición es algo increíble. En París, Roma o Hong Kong hubo una gran acogida.

—¿Correr en el centro de las ciudades los diferencia?

—Es clave, importantí­simo. Es promover el coche eléctrico en el corazón de la ciudad como solución a la movilidad ciudadana y llevar el espectácul­o cerca de la gente. En un circuito seríamos la repetición de otras fórmulas.

—¿Qué patrones ha transporta­do de la F1 a la Fórmula E?

—Han sido muchos años trabajando en la F1 en muchas áreas, derechos de televisión, patrocinio­s, mi propio equipo en Gp2. Si un mecánico me dice «esta tuerca vale siete euros», le digo «no, vale tres». Lo sé. Tuve un equipo, sé lo que hace cada uno, lo mismo con los derechos de televisión... La Fórmula 1 es una escuela fantástica. Ecclestone creó un

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