El fútbol debe ser fútbol

A mí tampoco me convence la Superliga de fútbol que propone Florentino Pérez como solución a la crisis del fútbol. El problema actual de este deporte se ha agravado con la pandemia, pero ya venía de antes. Hace tiempo que se notaba un claro hartazgo en los aficionados ante la loca saturación de partidos que provocan las infinitas competiciones, tanto nacionales como internacionales. Las lesiones proliferan mientras se juegan y televisan partidos todos los días, muchos de ellos soporíferos o de ínfimo nivel. La distancia competitiva entre los equipos llamados grandes y el resto se ha ampliado hasta el absurdo, con goleadas insólitas incluso fuera de casa. Todavía recuerdo cuando el Madrid o el Barça jugaban de visitantes y ponías un triple en la quiniela. Hoy son un dos fijo hasta para las casas de apuestas.

La llegada de magnates de todo signo a las presidencias de los clubes ha transformado este deporte en un negocio de pelotazos financieros más que futbolísticos. Como si el paso de los 60 millones de Figo a los 220 de Neymar fuese una secuencia lógica e irreversible. Urge echar el freno a la influencia del dinero en este deporte. Que los futbolistas terminen jugando donde sientan los colores y no siempre en esos dos o tres clubes capaces de enterrarles en dinero. Recuperar la cordura con Ligas de 16 equipos y dos o tres competiciones más como máximo▶ Champions, Eurocopas y Mundiales. Solo siendo esporádico, el fútbol volverá a ser un espectáculo. no tiene de verdad ni su nombre, pues todos sabemos que la juegan, mayoritariamente, los perdedores de las ligas nacionales. Llamar Champions a una competición de perdedores es ridículo. Pero es que, además, ser eliminado de la Champions es ¡un mérito! Un mérito que te permite, por ejemplo, ser bicampeón de Europa. Que ahora se diga que la iniciativa del Real Madrid con la Superliga ataca el principio de mérito de las actuales competiciones no se sostiene.