Profesores y alumnos rechazan las ayudas de Castells porque «precarizan» la Universidad
El Ministerio dice que las becas apoyan la internacionalización, pero se pone en duda
El Consejo de Ministros aprobó el martes destinar 360 millones de euros (que forman parte de los fondos para el país provenientes de Bruselas) para las universidades públicas. La finalidad de estas ayudas es, según el Ministerio de Universidades, «la recualificación, la movilidad internacional y la atracción de talento en el sistema universitario español» y se dividen en tres modalidades▶ para jóvenes doctores (ayudas Margarita Salas), para la atracción de talento internacional (ayudas María Zambrano) y para la Recualificación del Personal Docente e Investigador.
Estas ayudas, sobre todo las destinadas a los jóvenes doctores, no han sido bien recibidas ni por los docentes ni por los alumnos potencialmente beneficiarios. ¿Por qué? Porque estos jóvenes doctores, es decir, aquellos que han obtenido el título de doctor recientemente, en lugar de ser absorbidos por el sistema universitario español como profesores con una plaza que les dé estabilidad laboral (bajo las figuras de, por ejemplo, ayudantes o contratado doctor) alargan su carrera más de la cuenta. Generalmente, concatenan contratos temporales y continúan estudiando en una universidad o centro de investigación distinto a aquel en el que realizaron su formación predoctoral y obtuvieron el doctorado. Ramón Caballero, vicepresidente del sector de educación del sindicato CSIF, dice que «estos contratos temporales muchas veces son callejones sin salida; deberían buscar la fórmula para estabilizar a los postdoctorales que llevan años encadenando contratos de trabajo temporal».
«Con estas ayudas lo que se hace es precarizar el sistema universitario porque los estudiantes que acaban de terminar el doctorado, en lugar de incorporarse al sistema reciben ayudas para seguir estudiando y continúan sin empleo estable», critican un experto en política universitaria. «Los doctores, en el sistema actual, no tienen garantizado la incorporación en ningún sitio al alcanzar el título de doctor. Difícilmente va a empeorar la nueva propuesta lo que es pésimo», opina Dámaso López García, vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid.
Consolidar la inestabilidad
«De ejecutarse la totalidad de este presupuesto a lo largo de los próximos tres años, el Gobierno demostraría su intención de fortalecer la ciencia más allá de cualquier propuesta propagandística», defiende José Manuel Pérez, investigador predoctoral en la Universidad Santiago de Compostela y potencial beneficiario. Sin embargo, dice que «a pesar de que siempre celebramos una partida presupuestaria nueva dedicada a reforzar las condiciones de la ciencia, esta no ataca uno de los mayores problemas que sufre en nuestro país▶ la temporalidad. Este presupuesto se dedica a la contratación por períodos de tiempo de tres años en el mejor de los casos. Por tanto, la inestabilidad a la que están expuestos los científicos no solo no desaparece sino que se consolida», lamenta este doctorando.
En la misma línea opina una profesora de una universidad pública de Madrid que prefiere no dar su nombre. «Estas ayudas no incorporan a los doctorados en las universidades; les permitan estar unos años en formación. Por lo tanto, si ya es larga la carrera académica, se alarga más y no se resuelve el problema». Añade que «habría que consultar la edad media de los doctores, pero seguro que vamos a encontrarnos con muchos casos en los que cuando se les acabe la ayuda sean más mayores y el sistema no pueda incorporarlos».
Un rector que también pide no dar su nombre recuerda que Castells pretende reservar un 15% para la estabilización de los profesores asociados (es decir, aquellos que imparten docencia pero que tienen otro trabajo) en su nueva ley (LOSU) y que han estado históricamente trabajando en pésimas condiciones. El problema es que, al mismo tiempo, «convoca contratos postdoctorales que crearán otra bolsa de frustración cuando estos jóvenes no puedan estabilizarse». Así, lamenta este rector, «aumentan los investigadores precarios mientras a la vez se pretende estabilizar a los asociados con un cupo que restringe los principios de igualdad, mérito y capacidad».
¿Internacionalización?
Temporalidad
«Celebramos una partida presupuestaria nueva que refuerce la ciencia, pero no ataca uno de los mayores problemas de la ciencia en España: la temporalidad»
«Estas ayudas no resuelven los problemas más acuciantes y comprometen dinero que podría emplearse primero para mejorar la precariedad, el acceso a las plazas universitarias...», señala María Jesús Moro, portavoz de Universidades del PP en el Congreso.
Respecto a si estas ayudas realmente fomentan la internacionalización también hay debate. El Ministerio propone para las ayudas Margarita Salas estancias de 2 o 3 años que, en caso de realizarse en centros extranjeros, obliga a que el último año se realice en un campus español. «Las ayudas tienen que orientarse a la internacionalización, y que se pasen periodos largos para formar grupos multidisciplinares; tres años es poco. Por ejemplo, la vacuna de AstraZeneca, si bien lleva el sello de la Universidad de Oxford, cuenta con la participación de muchos campus», explican el experto en política universitaria consultado. «Dos o tres años es un tiempo razonable siempre que la estancia se realice en centros de reconocido prestigio», apunta la docente consultada. «No hay criterios homogéneos. Para algunos tres años puede ser poco, para otros mucho», apunta López García.