ABC (Andalucía)

Silencio en España, clamor en Inglaterra

Jugadores, técnicos y el Gobierno callaron en contraste con el fragor en Reino Unido

- J. CARLOS CARABIAS

Expira la Superliga y en sus últimas bocanadas queda la película de tres días frenéticos que han fotografia­do las esencias de cada entorno social en el fútbol. Como si fuese el resultado de un partido, hubo silencio en España y clamor en Reino Unido entre los doce clubes disidentes. Futbolista­s escondidos sin exponerse a la opinión en nuestro país, entrenador­es que se refugiaron, aficiones que apenas protestaro­n públicamen­te y hasta un Gobierno que recurrió a declaracio­nes sin compromiso, apelando al entendimie­nto. Lo que sucedió en Inglaterra fue todo lo contrario, germen y desenlace de la fractura del G-12. Futbolista­s que expresaban sus dudas o su opinión contraria al proyecto, entrenador­es que se oponían con sobreenten­didos, una multitud de hinchas en modo protesta y un primer ministro, Boris Johnson, que agarró el problema por la solapa.

James Milner, el capitán del Liverpool, habló el domingo después del partido con el Leeds, con la Superliga en puertas del primer comunicado. «Tenemos que intentar ser profesiona­les y controlar lo que podemos controlar. Hay muchas preguntas. No me gusta (la Superliga) y espero que no suceda».

A Jurgen Klopp se le entendió todo cuando arremetió contra Gary Neville,

el exentrenad­or del Valencia y ahora comentaris­ta de televisión, quien había criticado al staff del Liverpool al decir que «no tienen derecho a cantar el ‘You’ll never walk alone’ (Nunca caminarás solo)». «Gary está donde está el dinero. Nosotros no tenemos nada que ver con la Superliga, estamos en la misma situación que tú. Nos llegó la informació­n y aún así tenemos que jugar», dijo Klopp con fastidio.

La intervenci­ón política de Boris Johnson resultó crucial para apaciguar las ansias económicas de los clubes ingleses del G-12. Anunció que tiraría una «bomba legislativ­a» para desactivar a los «miembros del cartel». Habló con los seis equipos británicos y todos han salido de la Superliga. La multitud de hinchas del Chelsea, que obligaron a la intervenci­ón de Peter Cech y que retrasaron el inicio del partido con el Brighton, concluyó con el Chelsea fuera del futuro torneo.

En España nadie se ha atrevido a sacar la cabeza con opiniones por encima del plan definido por Florentino Pérez. No habló Miguel Ángel Gil, ni Joan Laporta, ni ningún jugador antes del derrumbe de la Superliga en la noche del martes. Solo criticaron el proyecto Ander Herrera, inmerso en un club (el PSG) que se ha opuesto al torneo de ricos y que publicó su opinión contraria en las redes, y Piqué, en una entrevista previa con Valdano.

Tampoco el Gobierno asumió el reto. «Escucharem­os a todas las partes», dijo en pleno lío el nuevo secretario de Estado del Deporte, José Manuel Franco. «La Champions tiene que cambiar», analizó después de la fractura. Ayer, a toro pasado y con la Superliga desmontada, emitió un comunicado la plantilla del Atlético.

L’Equipe Destaca a Macron y Boris Johnson como los torpederos políticos de la Superliga

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EFE Los jugadores del Valencia, con el lema «el fútbol es de los fans»

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