Isaac Peral, un gran salto tecnológico e industrial
También en industria de Defensa. Ahí tenemos una huella empresarial nada desdeñable de cara a la Europa de la Defensa y la recuperación económica que nos viene.
La capacidad de construcción de un submarino era un avance lógico en ese sentido. Máxime para un país que aspira a tener unas Fuerzas Armadas modernas y con una industria de Defensa con capacidad de proyección en los mercados internacionales▶ por la exportación pasa parte del futuro de Navantia (el astillero cien por cien propiedad del Estado).
Con el submarino S-80 la industria española entra en el selecto club de diez países capaces de diseñar y construir este tipo de buques junto a EE.UU., Francia, Reino Unido, Alemania, Suecia, Rusia, Japón, China y Corea del Sur. Ya era hora también para el país que inventó el submarino de la mano de Isaac Peral, aunque su historia acabase en el cajón de los proyectos perdidos de las Españas.
Por ello, tras la consolidación del proyecto, Navantia tiene otra baza internacional. Como fueron las fragatas F-100 (exportadas en similares características a Noruega o Australia), los buques BAM (Arabia Saudí o Venezuela)
o el LHD Juan Carlos I (Australia). «Precisamente se trata de repetir el círculo virtuoso conseguido con la fragata F-100, con la que un contrato inicial de 2.400 millones por parte del Ministerio de Defensa generó contratos adicionales para la industria nacional por otros 2.000 millones», apuntan desde el astillero.
El programa del S-80 también ha sido un motor de empleo, sobre todo para la Región de Murcia con cerca de 6.000 empleos directos, indirectos o inducidos y aportará 250 millones a la economía española. Son datos a tener en cuenta siempre.
En definitiva, hay ‘ciertos’ contratiempos que han marcado al programa militar-industrial más ambicioso de la historia moderna española. Pero también hay ahora oportunidades en los que se debe volcar España. Como marca global. Como país exportador. La presencia de cinco embajadores –Marruecos, Grecia, Australia y Canadá– en el acto de ayer en el astillero de Cartagena también tiene toda la intención.
Pero más allá del factor socioeconómico del proyecto está el factor militar. La capacidad operativa del arma submarina se ha visto mermada en los últimos años precisamente por el retraso del proyecto del S-80. Actualmente, la Armada Española solo tiene un sumergible operativo, el Tramontana (S-74), mientras que el Galerna (S-71) está siendo evaluado en una quinta gran revisión. España, costera por naturaleza, no puede permitirse perder esta capacidad de disuasión por su carácter sigiloso y por la posibilidad de actuar en entornos hostiles... a metros de costas de otros país.
Recuperar la capacidad de diseñar y construir este tipo de buques es un avance que coloca a España a la vanguardia de la construcción naval militar. Ahora tiene que rentabilizarlo con contratos en el exterior, esa es la tarea más difícil
Arma submarina La capacidad operativa del Arma submarina
se ha visto mermada por el retraso del S-80