La epidemia que se iría con un baño en el Ganges
La catástrofe que vive la India es resultado de la inacción de un Gobierno que no aprendió las lecciones de la primera ola
No hay camas en los hospitales, sean privados o estatales. No se encuentran camas UCI para pacientes a punto de asfixiarse por falta de oxígeno. El número de los infectados crece a más de 300.000 cada día desde hace una semana. En Delhi, la capital de la India, ya no se hacen pruebas PCR por razones desconocidas desde hace más de una semana. Hay gente que vende viales del medicamento remdesivir a un precio cien veces mayor de lo que actualmente cuesta y quien pone agua con glucosa o antibióticos en las jeringas para venderlas como remdesivir. Los infectados que se están cuidando en las casas no tienen dónde ir para conseguir oxígeno. Han fallecido familias enteras de golpe, atrapadas sin salida en las entrañas de una pandemia que cada día indica en qué fallamos como humanidad.
El Gobierno indio sigue diciendo que trabaja 24 horas para resolver la crisis, pero nadie puede tomarlo en serio porque se sabe que si alguien se infecta es cuestión de hacer todo lo posible para sobrevivir utilizando todos los recursos a su alcance, incluso el dinero que uno tenga, para ejercer algún tipo de influencia.
Cuando el Gobierno indio decidió organizar elecciones en cinco grandes provincias del país desde marzo hasta finales de abril se olvidó de la epidemia y de la destrucción que la primera ola había causado. Todos los partidos políticos organizaron mítines multitudinarios sin enfatizar en la importancia de utilizar mascarillas. Según el Gobierno de Modi y los gobiernos provinciales de su partido «ya habíamos confrontado al virus muy bien, era una cosa del pasado». Luego decidieron organizar la fiesta-peregrinaje religiosa hinduista más importante, el Kumbh, en la ciudad de Haridwar en el mes de abril, un año antes del debido, porque era el año de las elecciones en la provincia.
Llegaron tres millones de personas de toda la India y el presidente de la provincia proclamó que un baño