ABC (Andalucía)

Verbolario

Resultado habitual de creerse bueno.

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VAS a Correos a enviar a tu ex los papeles del divorcio y vuelves con un resguardo de voto en las elecciones madrileñas como los que despachaba Sleepy Joe en Wisconsin. Lo peor no es que, siendo abstencion­ario de toda la vida, Correos te registre como votante; lo peor es que en la cola puedes coincidir con algún paciente del doctor Esquerdo que envía balas de Cetme y navajas de Ockham a los ministros.

—Poder cambiar de pareja y no encontrárt­ela nunca más –define Ayuso la «libertad a la madrileña», justo el día que Olona va a un restaurant­e y se da de bruces con su ex.

Hoy, vivir en Madrid es como vivir en un bombo de lotería que gira del bracillo de un niño de San Ildefonso. Ahora entiendo a ese personaje de Dostoyevsk­i que probaba su fortuna abriendo un libro al azar y leyendo en la página de la derecha los tres primeros renglones▶

—Tout est pour le mieux dans le meilleur des mondes possibles.

A mí un día, en vez del ‘Cándido’ de Voltaire, me salió una empresa de Varsavsky que te saca el ADN y lo que haya alrededor▶ el tú y tus circunstan­cias, que no es una idea de Ortega, sino de Stirner. Sólo has de comprar un kit de su tienda online y escupir como Simeone en un tubito como el que Collin Powell, ante el arrobo de Ana Palacio, mostraba en la ONU para ir a la guerra de Mesopotami­a; luego vas a Correos, mandas de vuelta el tubito, te llevas un resguardo de voto obsequio de la Casa de Correos (propiedad no del Estado, sino del Gobierno, aclara Wikipedia), y en 6-8 semanas puedes acceder a tu cuenta y empezar a investigar tu ADN, que es como yo descubrí que mi haplogrupo paterno se remonta a un hombre que vivió hace menos de 17.000 años, tiempo a todas luces insuficien­te para la eclosión de una elegancia.

¿Qué sería de aquella jueza que ordenó la exhumación de Dalí por una demanda de paternidad de alguien que no buscaba dinero («sólo una sonrisa en mi madre»), pero que rompió la cadera mitocondri­al de Gala, «principio y fin de todas las cosas»?

REPASEMOS la vida cotidiana de un ciudadano de cualquier comunidad. ¿De qué se ocupan principalm­ente los periódicos locales? Pues de las cosas que dice y hace el gobierno autonómico, su gran referente. ¿A quién promociona la televisión autonómica de turno de manera incansable y casi hasta lo risible? Pues al mandatario del gobierno autonómico. ¿De quién dependen los colegios y universida­des? Del gobierno autonómico. ¿Por qué en España los chavales estudian con más detalle a olvidados reyes menores del medievo antes que la trascenden­tal aventura del imperio español? Pues porque quien marca las pautas educativas es el gobierno autonómico. ¿Quién se encarga de los medios materiales de la Justicia? El gobierno autonómico. ¿De quién dependen la policía y las prisiones en País Vasco y Cataluña? Del gobierno autonómico ¿Quién se ocupa al completo de la sanidad en todas las comunidade­s? El gobierno autonómico. ¿Y quién ha asumido en la práctica el histórico reto sanitario de la pandemia? Pues evidenteme­nte los gobiernos autonómico­s, toda vez que Sánchez se dio de baja en julio y les empaquetó el fardo.

En España hemos organizado lo que de facto es un modelo federal, por lo que las regiones se ocupan casi al completo de todo lo medular del día a día. Se ha producido una cesión de poder desde el Ejecutivo central a las comunidade­s. Pero además ocurre otro tanto en sentido ascendente▶ el Gobierno central ha cedido competenci­as en favor de la UE. Las vacunas han supuesto un ejemplo de libro▶ por arriba, las ha comprado Europa; por abajo, las autonomías han organizado su aplicación. ¿Qué ha hecho Sánchez? Pues colocarles a las cajas unas pegatas de ‘Gobierno de España’ e intentar hacerse propaganda con un proceso donde en realidad no ha pintado casi nada.

El Gobierno conserva la Agencia Tributaria y los impuestos estatales, la Defensa, la caja común de la Seguridad Social (por ahora) y la política exterior. No es poco. Pero las atribucion­es reales de Sánchez, o de quien le suceda, son muy inferiores a las que en su día ostentaron los presidente­s Suárez, Calvo Sotelo o González. Al coincidir ese vaciamient­o de competenci­as con el presidente más narcisista que hemos tenido se está dando un proceso muy curioso (o muy lamentable)▶ por momentos es como si en España contásemos con dos jefes de Estado. Véase lo sucedido con la pandemia▶ Sánchez sobrevuela el problema, da consejos y alocucione­s a la nación, ejerce tareas de representa­ción, nunca falla para las buenas fotos... pero nunca está en la gestión a pie de obra. Con su marketinia­na manera de gobernar, donde priman lo gestual, lo simbólico y la glorificac­ión constante de su yo, tiende a invadir el ámbito del Jefe del Estado para disimular su merma de poder real (cedido a las comunidade­s). Este fenómeno ayuda a entender disparates tan osados como que en una ley, que constituci­onalmente ha de ser «sancionada y promulgada» por el Rey, se haya atrevido a endilgarno­s un mitin anti-PP. Por momentos pareciese que tuviésemos dos reyes▶ Mi Persona I y Felipe VI. Ocioso que añada cuál me parece el bueno.

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