Con Sánchez, pan y cebolla
Con las peores cifras de empleo, la presencia de Yolanda Díaz en
la manifestación del 1 de Mayo institucionaliza hoy la simbiosis entre la izquierda y los sindicatos
No hay que tener demasiada habilidad en la construcción mental de alternativas distópicas para plantearse la hipótesis y trazar el croquis de lo que pudiera ser un
1 de Mayo con un Gobierno de derechas –fascista, para entendernos– y las actuales cifras y previsiones de destrucción de empleo, paro juvenil, precarización laboral, brecha de género, cierres empresariales, colas del hambre y despidos masivos, incluso entre los grandes del Ibex. Confirmada ayer desde las
terminales del Escudo Social que nos protege de todo mal y nos aleja de la tentación liberalizadora, la presencia de la vicepresidenta Yolanda Díaz en la manifestación convocada hoy por los sindicatos de pancarta y fular pone de manifiesto la perversión de un movimiento –puramente político, sin anclaje
entre aquellos a los que dice defender como ‘agente social’– cuya complicidad con la izquierda de decreto, progreso y foto de familia explica su irrelevancia y desenmascara una estrategia que, contra
los propios intereses de los trabajadores, pasa por atacar a la derecha –«el capitalismo retardatario»; directamente Ayuso– y alinearse con los promotores de la miseria para fosilizarse en sus
escudos y hacerles un hueco tras sus pancartas.