Desconcierto entre los afectados por el retraso de la segunda dosis
∑Aplazar la inmunización de los menores de 60 años molesta a varias autonomías, divide a los expertos y deja esperando a 1,5 millones de personas en España
El enfado que hay en la farmacia de María Teresa, ubicada en la calle de Arturo Soria de Madrid, es mayúsculo. «Retrasar o suspender la vacunación con AstraZeneca a personas que ya tienen puesta una dosis no tiene sentido», se queja. No es la única que piensa así. Policías, guardias civiles, profesores o psicólogos no entienden el último bandazo sobre el preparado anglosueco, que les deja de nuevo en el limbo. Pese a que la semana que viene comienza el plazo prescrito para recibir su segunda dosis, aún deberán esperar un mes para saber qué vacuna recibirán. La sensación es de incertidumbre. «No sabes si cuando pongan la segunda dosis va a servir para reforzar la vacuna, o si empiezas desde cero», resume la farmacéutica.
Ayer la Comisión de Salud Pública decidió retrasar, de las 12 semanas pautadas a 16, el intervalo entre la primera y la segunda dosis de AstraZeneca para las personas menores de 60 años con un primer pinchazo. Son más de un millón y medio de afectados, la mayoría trabajadores esenciales. Una decisión que contradice la ficha técnica del fármaco y también las indicaciones de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).
No por nada, la decisión adoptada ayer se tomó con una gran división entre las comunidades y Sanidad, con votos en contra como los de Madrid, Murcia, Cataluña y Galicia y diez a favor. «Esto solo retrasará más la inmunización completa de las personas que ya se vacunaron con la primera dosis», lamentaban ayer fuentes de la consejería murciana.
El objetivo del Ministerio es «disponer de más información para poder tomar una decisión que garantice la seguridad de la vacunación». El departamento que dirige Carolina Darias quiere contar con más datos de farmacovigilancia y, sobre todo, con los resultados de ‘CombiVacs’, el estudio puesto en marcha por el Instituto de Salud Carlos III y que hace apenas dos días logró terminar el reclutamiento de voluntarios. Se trata de comprobar los efectos de completar la pauta con Pfizer, y no con AstraZeneca, en un intento por evitar los raros eventos trombóticos vinculados a la segunda. «Es un ensayo que incluye a 600 pacientes. Los ensayos pivotales de las vacunas han incluido a miles», confrontó el viceconsejero de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Antonio Zapatero. «No tiene sentido científico», dijo.
División
A nivel científico también hay debate. La Federación de las Asociaciones Científico-Médicas Españolas (Facme) apoyó el aplazamiento. Pero ayer otras 17 sociedades españolas –entre ellas la de los médicos de Atención Primaria (Semergen) o la de intensivistas (Semicyuc)–, pidieron que la segunda dosis de AstraZeneca sea voluntaria para ese millón y medio de personas en el limbo. Para quienes prefieran no recibir el segundo pinchazo, piden esperar a tener evidencias científicas sobre la combinación de vacunas.
«No existen en este momento resultados, datos o evidencias que nos permitan administrar una segunda dosis de Pfizer, Moderna o Janssen a aquellas