Finalmente... ruptura total con Pedro Sánchez
Desde que el PSOE llegó a la Moncloa, la lideresa socialista frenó sus hostilidades. Ayer las recuperó
«Estoy a la espera de poder hablar con el secretario general», confesó ayer públicamente una Susana Díaz retadora, dejando en evidencia que Pedro Sánchez no le coge el teléfono. Un cambio radical en su estrategia que no pasa desapercibido, un distanciamiento que ahora le beneficia más que nunca.
Desde que Sánchez llegó a la Moncloa el 10 de noviembre de 2019, Susana Díaz cerró filas con su nuevo líder. A partir de ese momento ya no había sanchistas ni susanistas en Andalucía, porque todos eran de Pedro Sánchez empezando por ella misma. Una frase que se repetía como un mantra cada vez que se mantenía una conversación formal o informal con la propia lideresa socialista o con cualquiera de sus colaboradores más cercano. Era sanchista nada menos que una Susana Díaz que, siendo presidenta de la Junta de Andalucía removió todo lo que pudo para echar a Pedro Sánchez de la dirección de su partido.
Detalle Pedro Sánchez no le coge el teléfono y Ábalos habló con ella el miércoles y ni le mencionó las
primarias
Pacto
En el último año y medio, la lideresa
socialista aseguraba tener una relación muy fluida con Sánchez
Sin críticas
En este año y medio no se ha escuchado por parte de los socialistas andaluces ni una crítica a la gestión de Pedro Sánchez como líder del PSOE, ni a la del Gobierno, ni siquiera a la de sus socios de Podemos, esa formación política contra la que ha batallado Susana Díaz desde los bancos del Parlamento.
De hecho, se ha visto en más de un apuro en la Cámara andaluza teniendo que defender algunas medidas del Gobierno central que perjudicaban a Andalucía. Medidas, como las relacionadas con las transferencias económicas, que han obligado a los respectivos portavoces del PSOE andaluz a desdecirse de su discurso habitual reivindicando un mejor trato para Andalucía.
Conversación habitual
Con todo, eso no ha sido lo más llamativo. La secretaria general de los socialistas andaluces ha repetido en público y ha reiterado en privado que mantenía una relación muy fluida con Pedro Sánchez. Hasta tal punto que en varias ocasiones confesaba que hablaba con el presidente del Gobierno de manera habitual. Incluso que le consultaba muchos de los asuntos que estaban en ese momento sobre la mesa, como ha sucedido en varias ocasiones con la pandemia.
En Andalucía se hablaba de pacto de no agresión, de acuerdo, de ruptura de las hostilidades y de que las guerras pasadas entre ambos eran cosa olvidada, agua que no movía molinos.
En este contexto de buena relación, Ferraz le ofreció hasta tres salidas. Ser número dos de Borrell en la candidatura al Parlamento Europeo, ser la presidenta del Senado y, la última, el pasado enero con la visita de Ábalos donde se le ofreció la posibilidad de elegir destino. Pero Susana Díaz las ha rechazado todas y desde principios de este año las relaciones —que quizás no eran tan buenas pero que existían porque Sánchez no quería ser su verdugo— se han roto.
El miércoles por la mañana, Susana Díaz envió un mensaje a Sánchez y la respuesta fue una llamada de Ábalos en la que el secretario de Organización no le comentó nada de la convocatoria oficial de las primarias. Pero ella ya lo sabía de más y por eso convocó a su Ejecutiva Regional ayer antes de la Federal, para tener un relato y tratar de tomar la iniciativa. No ha vuelto a hablar con Sánchez.