Vuelve el caos autonómico al control de la pandemia tras el fin del estado de alarma
Baleares logra el aval jurídico al toque de queda que al menos cinco regiones quieren
Diecisiete comunidades autónomas, otras tantas fiscalías, otros tantos tribunales superiores de justicia y, al final del camino, el Tribunal Supremo. A dos días del fin del estado de alarma, se multiplican los actores y los criterios de los que dependerá el control de la pandemia en España. Sin un plan de medidas conjuntas a nivel nacional, solo Baleares ha logrado por el momento el aval jurídico a sus medidas para los próximos 15 días, entre las que mantiene el toque de queda a las once de la noche a partir del domingo.
La mayoría de las autonomías han lamentado reiteradamente la falta de herramientas jurídicas con las que tendrán que manejar ahora la pandemia. La mayoría plantean aforos reducidos, confinamientos locales o limitaciones a la hostelería y al ocio nocturno, ya que no necesitan pasar por los tribunales al no limitar derechos fundamentales. Renuncian así al toque de queda nocturno y al cierre perimetral autonómico, al entender que solo los amparaba el estado de alarma. Pero comunidades como Navarra, País Vasco, Canarias, Comunidad Valenciana y Baleares lo van a intentar, y otras regiones, como Castilla-La Mancha, valoran la medida y buscan su encaje jurídico.
Baleares abrió ayer el camino. El Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJIB) avaló la restricción a la movilidad hasta el 23 de mayo. El Govern podrá mantener el toque de queda, la limitación a seis personas de las reuniones privadas y públicas, los controles de acceso en los puertos y los aeropuertos de las Islas y el límite de aforo a la mitad en los lugares de culto. Se trata de la primera resolución de un tribunal superior sobre el toque de queda aplicado por una comunidad autónoma.
La decisión se produjo horas después de que el Ejecutivo de la socialista Francina Armengol aprobara de urgencia una prórroga de las restricciones para forzar a los jueces a pronunciarse, ya que el TSJB había rechazado la consulta previa. El auto del tribunal, que ayer no estaba publicado, confirma la división en el seno del tribunal, ya que contó con tres votos a favor y dos en contra y contiene los votos particulares de las magistradas Alicia Ortuño y Carmen Frígola.
La resolución se desmarca del criterio de la Fiscalía balear, que ya emitió un dictamen el martes advirtiendo de que fuera del estado de alarma no se podía mantener el toque de queda ni tampoco las limitaciones de personas en el ámbito privado, ya que son derechos fundamentales. Sí avaló el control de los puertos y aeropuertos, así como el aforo.
Contra esta decisión cabe un recurso de reposición y no puede ser apelado ante el Supremo, dado que el recurso extraordinario que ha aprobado el Gobierno no entra en vigor hasta el mismo nueve de mayo. No obstante, Vox Baleares confirmó que recurrirá el decreto balear.
También Galicia tendrá que acudir a los tribunales, aunque en menor medida. En el plan que anunció ayer la Xunta se fijan cuatro niveles de riesgo –según la incidencia del virus en cada población–, que será el que marque las restricciones. En principio, desaparecerá el cierre perimetral autonómico, el toque de queda y se ampliará el horario de la hostelería. Pero en aquellas localidades con más de 500 casos por cada 100.000 habitantes, se aplicará un cierre perimetral y el toque de queda entre las 23 y las 6 de la madrugada. Para ello, la región debe acudir al Tribunal Superior de Justicia de Galicia, algo que hará hoy mismo▶ cumplen ya este criterio Cambados, Vilanova de Arousa, Laza, Cualedro y Padrón.
La Xunta, según contó el presidente Alberto Núñez Feijóo, también deberá lograr el aval de otra medida▶ independientemente de la incidencia, quiere prohibir las reuniones de no convivientes entre la 1 de la madrugada –cuando cerrará la hostelería– y las 6 de la mañana.
«Vamos a afrontar el mismo riesgo (...) pero con peores instrumentos (...). Las amenazas de la pandemia no cambian de un día para otro; lo que sí va a cambiar de forma repentina y abrupta son los instrumentos» para gestionarla, lamentó Feijóo. «Lógicamente no estamos preparados». Informa Pablo Pazos.