ABC (Andalucía)

Errata es escribir berberecho con v, no un estacazo fiscal en 30 palabras

Por si colaba, el Gobierno trató de acabar con la tributació­n conjunta en el IRPF. Cuando le pillaron con la estaca a la espalda, disimuland­o, dijo Calviño que ni hablar, que el párrafo entero era «una errata». Los prodigios del sanchismo

- ÁLVARO MARTÍNEZ

Nadia Calviño, en una comparecen­cia en el Congreso l mundo de las erratas, esas pulguillas diminutas pero que tanto pican cuando al lector se le meten en el ojo, ha tenido esta semana una aportación memorable por parte del sanchismo, que a falta de eficacia u otras virtudes que le vengan bien al ciudadano se consolida como un caudaloso torrente de ocurrencia­s que terminan escociendo el ánimo. Hablamos del alumbramie­nto de la errata más grande del mundo que, según la ministra de Economía, Nadia Calviño, se ha colado (¡vaya por Dios!) en el documento enviado a Bruselas para que llegue el dinero europeo para la recuperaci­ón. No, no es que le falte una i a resilienci­a, o que hayan puesto berberecho las dos con v o falte una coma en este o aquel párrafo del documento. No, la presunta errata es la siguiente▶

«Se incluye la paulatina desaparici­ón de la reducción por tributació­n conjunta mediante el establecim­iento de un régimen transitori­o, debido a que genera un desincenti­vo a la participac­ión laboral del segundo perceptor de renta (principalm­ente mujeres)».

Es decir, hablamos de la madre de todas las erratas, corporeiza­da en una treintena de palabras, una

Etras otra, que detallan el estacazo fiscal que el Gobierno se proponía dar a los contribuye­ntes, así, sin anestesia y sin haberlo anunciado antes en las Cortes. Bien podría haberlo hecho el día del pianista, por ejemplo. Hubiera sido el momento ideal para que Sánchez anunciara que antes de la «errata» una familia con ingresos de 24.000 euros en la que solo trabaja uno de los cónyuges pagaba 75,23 euros en la declaració­n del IRPF, y después de la «errata» pagaría 966,15 euros. Fue una pena que esta ‘gratísima’ noticia para los españoles no hubiera llegado bajo los sones del Himno a la Alegría que el pianista interpretó el primer día que se anunció el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a, que ‘Mi persona’ ha presentado ya seis veces (ayer la última ante el Rey) sin que los españoles sepan oficialmen­te nada del mismo.

Así que es probable que el documento contenga más erratas de las que los ciudadanos se irán enterando cuando salten a los periódicos porque a alguien, en Bruselas, le han llamado la atención. Sea como fuere, el Gobierno ha decidido exprimir impositiva­mente a los españoles, a los que pretende tener pagando desde que se levanten hasta que se acuesten. Lo último, y esto no parece una errata, es cobrar por circular en las autovías. Y para apuntalar el nuevo hachazo ha echado mano de la enorme pedagogía, formato ‘Crónicas de un pueblo’, del director de la DGT, Pere Navarro, que justifica los peajes en que «usted cuando va en tren, no va gratis, ¿a que no?», y por eso las carreteras las tienen que pagar y mantener quienes las utilicen «y no las abuelitas que no tienen coche». ¿Otra vez las abuelitas como contra-ejemplo? Hombre, Navarro, la diferencia es que en el tren pagas para que te lleven y te traigan... Mira, como a él en el coche oficial con chófer que le costean todos los ciudadanos.

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