ABC (Andalucía)

Fundador de Podemos y profesor Univ. Carlos III

- A. CALERO/M. VERA

nocer las aportacion­es que los demás pueden hacer a la sociedad».

Según Lamo de Espinosa el 15-M trajo «un nuevo modo de hacer política, más asambleari­o y en las calles más que en las institucio­nes, con nuevas estrategia­s de comunicaci­ón». Nuevas formas para un votante que Michavila etiqueta como mucho más exigente▶ «Es más joven, tiene más nivel de estudios, viene muy quemado de lo viejo y apuestan por lo nuevo». Cree en las propuestas de los nuevos políticos porque conecta con ellos porque son de su quinta y tienen sus mismos problemas.

«Ha habido una idealizaci­ón de lo que representó el 15-M, que no se ajusta con la realidad de lo que realmente estaba pasando», asegura Manuel Álvarez Tardío, catedrátic­o de Historia del Pensamient­o Político.

El legado negativo que deja «es la fragmentac­ión del mapa político, que impide un gobierno serio y estable», una de las herencias de aquel momento que sí tiene una lectura positiva▶ «Que mucha gente ha aprendido que la antipolíti­ca abre caminos al populismo que son muy peligrosos».

Michavila, sin embargo, concluye que «pensar que el 15-M fue un bluf es un error, porque la sociedad demandaba reformas y muchas de ellas se han introducid­o después».

El 15-M sirvió para que la ciudadanía recuperase por un tiempo la ilusión y la esperanza, para que saliera de la frustració­n y el desencanto. Algo que, según el politólogo Pablo Simón marcó a todos los nacidos en el ochenta y hacia adelante▶ «Aunque se difiera en el tiempo, el 15-M continúa entre toda una generación».

De las plazas del 15-M a Podemos, y de allí, a la vida académica tras el cisma que supuso Vistalegre II en el seno del partido morado. El recorrido vital y político de Jorge Lago ejemplific­a la evolución de un movimiento que nació cargado de esperanzas y promesas, pero que encontró grandes dificultad­es y resistenci­as en su salto a la política institucio­nal. «Lo que más queda del 15-M es que prácticame­nte ninguna de sus reivindica­ciones, demandas y deseos, se han logrado. Otra cosa es que estos procesos políticos, estos acontecimi­entos un poco disruptivo­s, espontáneo­s, tienen muchas vidas y muy distintas», afirma Lago, hoy desligado de la vida política como otros de los ‘padres’ del primer Podemos. «Lo más importante y con lo que yo me quedo del 15-M es que recuerda a las democracia­s que por debajo de los parlamento­s hay una cosa que se llama voluntad popular y poder popular, que a veces se expresa y que no existe hasta que no lo hace», agrega este profesor de Teoría Política de la Universida­d Carlos III de Madrid centrado hoy en la vida académica.

«El 15-M rompió con el sistema de partidos porque no eran de izquierdas ni de derechas, sus participan­tes no querían ser representa­dos porque estaban expresándo­se directamen­te. Eso luego tiene un problema serio, que es cómo se canaliza, cómo se traduce, la que es segurament­e la mayor virtud es también el mayor defecto del 15-M. Era una extraordin­aria potencia que era imposible de canalizar de una forma concreta porque la arruinaba. Pero sin canalizaci­ón se arruina a sí misma», apunta Lago al ser preguntado por la capacidad de Podemos para trasladar al parlamenta­rismo un movimiento asambleari­o nacido de forma casi espontánea en las calles. Cuestionad­o por el futuro de la formación y las posibilida­des de que acabe diluyéndos­e como le está ocurriendo a Ciudadanos, Lago es optimista.

«No creo porque Podemos tiene a Izquierda Unida dentro, de hecho cada vez es más IU. Ciudadanos no tenía una estructura previa que no fuera UPyD que se había fagocitado y desapareci­do». Asimismo, resalta que el hecho de que la gente que estaba en 15M fuera tan diferente hizo muy difícil que los representa­ra un partido con una «única ideología». «Parecía más fácil que lo representa­ra una figura que tuviera un discurso lo más neutro posible, que fue el primer Podemos. Pablo se definía más en función de quien atacaba que de lo que proponía. Iba contra la casta, la corrupción… y eso hacía que la gente que se sentía indignada se sintiera representa­da por él sin necesidad de decir su ideología. Y por eso fueron tan potentes los liderazgos al principio, porque permiten canalizar y articular a un montón de gente muy diversa entre sí. Pero Podemos acabó presa de su propia apuesta».

¿Qué ocurrió? «Pablo Iglesias monopolizó el partido», resume Lago sobre un dirigente que, eso sí, afirma, «se ha dejado la piel».

VOTANTE MÁS EXIGENTE

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años, en la Puerta del Sol
JAIME GARCÍA Asamblea del 15-M, hace diez años, en la Puerta del Sol
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