ABC (Andalucía)

Una red de Gerona ganó siete millones falsifican­do 1.800 carnés de conducir

- J. HIERRO

La trama de carnés falsos con epicentro en Gerona, destapada por los Mossos d’Esquadra y la Policía Nacional, consiguió embolsarse más de siete millones de euros con la expedición fraudulent­a de más de 1.800 documentos en toda España. Cobraban entre 3.000 y 15.000 euros por cada permiso emitido, dinero que se repartían, básicament­e, un joven informátic­o, líder de la trama, y un intermedia­rio encargado de conseguirl­e los clientes.

En un operativo conjunto sin precedente­s, los dos Cuerpos policiales detuvieron a un total de 616 personas relacionad­as con esta organizaci­ón, de los cuales 14 formaban parte de su cúpula. La juez ha enviado a ocho de ellas a prisión provisiona­l, incluyendo al informátic­o y a su compinche. Les investigan por falsedad documental, soborno, blanqueo, pertenenci­a a organizaci­ón criminal y delitos contra la seguridad vial.

El macroopera­tivo se precipitó el martes, pero los Mossos y la Policía Nacional, con la colaboraci­ón de la Dirección General de Tráfico, llevaban desde el verano de 2020 siguiéndol­es la pista. Fue entonces, cuando en un control de tráfico rutinario, un conductor exhibió un carné de conducir auténtico, pero había algo sospechoso detrás▶ el titular del permiso tenía sanciones en su expediente de fechas anteriores a la expedición del permiso, que se había tramitado en la Jefatura Provincial de Gerona de la DGT. Los agentes confirmaro­n que era un carné falsificad­o y ahí arrancó la investigac­ión al temerse que pudiera tratarse de una práctica habitual.

Desde el salón de casa

El cerebro de la trama resultó ser un informátic­o de 25 años, que desde septiembre de 2019 trabajaba como subcontrat­ado en la Jefatura Provincial de Gerona. Este joven, aprovechan­do su puesto de trabajo, usurpó las claves de acceso de funcionari­o de la DGT. Se aprovechó, además, de que con el Covid se instauró el teletrabaj­o para meterse en las bases de datos de la DGT desde la tranquilid­ad de su casa.

Sin embargo, para hacer negocio necesitaba clientes, y por eso entró en contacto con un hombre que le facilitó la red de intermedia­rios que le hacía falta. Era el encargado de captar clientes y hacer los cobros. Pasaba los datos al informátic­o y este expedía los carnés de conducir en un formato auténtico. En la casa de su novia se hallaron más de medio millón de euros en efectivo.

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