Los inmigrantes sabían desde el domingo que no habría control
Una investigadora señala que el grueso eligió Ceuta ante la mala mar y a falta de gendarmes
La investigadora Helena Maleno, cara visible del colectivo Caminando Fronteras, con sede en Tánger, y reconocida defensora de los derechos de la población migrante, explicó ayer en conversación con ABC que ya desde el domingo por la mañana los jóvenes de la localidad fronteriza de Castillejos (en el área de Tánger) sabían que las playas estarían sin vigilancia y podrían intentar cruzar a nado o en embarcaciones de juguete a la costa española. Las propias fuerzas de seguridad marroquíes se estaban encargando de correr la voz.
Es lo que los propios inmigrantes afincados en la zona llaman ‘la promoción’ desde que en agosto del año 2014 se vivió una situación similar cuando los gendarmes marroquíes animaron a las personas en tránsito o con expectativas de emigrar a echarse al agua tras un incidente diplomático entre España y Marruecos. La primera semana de aquel agosto, la Guardia Civil había dado el alto a la lancha de recreo de Mohamed VI frente a las costas de Ceuta para identificar a sus ocupantes. Cinco días después y en solo 48 horas, un millar de personas llegaron a las playas españolas azuzadas por el ‘yallah’ (‘vamos’), que espetaban los gendarmes. Es la misma voz que se habría repetido ahora.
«El domingo por la mañana ya los inmigrantes nos dicen que efectivamente, les están llamando diciéndoles que pueden ir a las playas y que están abiertas y van a abrir las fronteras. Ellos lo llaman ‘la promoción’. Nos dicen que sí, que efectivamente están abiertas, incluso nos llamaban marroquíes y nos decían que nadie iba a vigilar», explica Maleno, que trabaja principalmente con población de países subsaharianos varada en Marruecos.
Ese mismo domingo, según su relato, hubo gente que fue a la playa y comprobó que efectivamente, «no había vigilancia».Entonces, se corrió definitivamente la voz▶ «Se enviaron vídeos (entre ellos) y demás pero el mar estaba mal y no se atrevían a meterse. Creo que por eso la gente se fue hacia Ceuta», señala.
«Estábamos a la expectativa –prosigue la activista–, nadie estaba controlando, la gente se fue al Decathlon a comprarse las toys (embarcaciones de juguete) y nos asustamos. La gente está tan angustiada que se va al mar de forma desesperada, sin pensar. Es muy peligroso».
‘Yallah’ en situación crítica
El lunes publicó un mensaje en su cuenta de Twitter, que a menudo sirve para dar la voz de alarma cuando hay embarcaciones a la deriva en el mar, alertando de la situación. Avisaba de que desde hacía ya 24 horas, cundía la noticia de que Marruecos daba vía libre a los migrantes para salir. Sin embargo, de poco sirvió. A la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, a la hora de comer todavía no le constaba que Marruecos hubiese levantado la mano.
La mayor preocupación del colectivo era la población subsahariana, pues estaban comprando barcas de juguete, «lo más peligroso». «Salvamento Marítimo (España) estaba en su zona pero la Marina (Marruecos) no estaba en la suya», explicó Maleno. Hasta la tarde del lunes no salieron a rescatar. «Pudo ser una masacre», comenta.
En cuanto a los que se dirigieron a Ceuta, Maleno incide en la situación «horrorosa» de la que parten. Son miles de personas las que viven de la frontera y su tráfico comercial, que lleva un año cerrado por el Covid. «Esa gente está pasando hambre, hay muchas familias absolutamente sin nada», afirma la activista. Eso explica por qué en un plazo similar al del ‘yallah’ de agosto de 2014, la cifra de inmigrados supera ahora las 8.000 personas.
De fondo, subyace, en sus palabras, «lo de siempre, que las relaciones bilaterales son muy perversas y basadas en el control de movimientos y no en una cooperación eficaz entre dos países». Meras relaciones policiales.
«Mientras, las personas están en medio y se usan como amenaza en los intereses geoestratégicos de los países porque les hemos enseñado desde Europa», añade. Incide en que cuando en una relación bilateral se pone la frontera en el centro «y se hace chantaje con la utilización de personas», no hay ni gestión, ni política, «ni mucho menos, derechos humanos».
Falta una respuesta integral
Frontera sin derechos
«Las personas están en medio y se utilizan como amenaza. Eso no es gestión. No es política bilateral»
Respecto a las personas que ya están en Ceuta, Caminando Fronteras sigue de cerca la situación e insiste en reclamar que la respuesta de España no sea exclusivamente militar y policial, porque hace falta un «refuerzo sanitario» habida cuenta de la pandemia y también humanitario de todas las organizaciones sociales.
«Hace falta estar presente allí demostrando que somos un país que pone en el centro a las personas y los derechos humanos. Toda la gente que ha llegado a Ceuta necesita una gestión integral, desde médicos hasta abogados porque en Ceuta vive gente y a esas personas hay que darles tranquilidad▶ eso no pasa solo por una respuesta militar sino por una gestión eficaz de las llegadas», reivindica.