Música no ligera
«Battiato fue cocinero de vanguardias antes que fraile de discoteca. Aparentemente ociosa, fabricada para el baile o susurrada para el roce, su música ligera era muy pesada, sobrecargada del conceptualismo»
‘Bandiera bianca’ decía no soportar los coros rusos, la nueva ola y el falso rock italianos, el free jazz punk inglés –fuese eso lo que fuese– o la música africana, elementos que, sin embargo, no dejó de utilizar como acompañamiento y soporte durante su etapa de fabricante de superéxitos. Aparentemente ociosa, fabricada para el baile o susurrada para el roce, su música ligera era muy pesada, sobrecargada del conceptualismo que retuvo de su larga etapa experimental.
Battiato fue cocinero de vanguardias antes que fraile de discoteca. Ni siquiera editada, la prehistoria de su obra se puede rastrear en los archivos que internet proporciona a los aficionados de la arqueología sonora. Aparece ahí un Battiato que, junto a los músicos de su generación, aventureros cuyos hallazgos no dejan de aflorar, refuerza la idea de que Italia llegó a rivalizar con Alemania durante los años sesenta y setenta del siglo XX en el campo de la investigación y la experimentación sonoras. Como mínimo, la cosa quedó en empate.
No han sido pocas las veces que Luis de Pablo ha denunciado el daño que el pop –los Beatles, para más señas, a los que ha llegado a calificar de «veneno»– infligió a la música contemporánea a mediados del siglo pasado, paralizando su desarrollo y pervirtiendo el verdadero sentido de una evolución artística que degeneró en marginación y abandono. Con su mudanza de los laboratorios de sonido a los platós televisivos, incluido el de Eurovisión, Franco Battiato representa un desafío y un destrozo para la tesis y la queja del creador de ‘We’. Se puede estar en misa y repicando. Aquel verso suyo de «... y canto para la EMI» no está pagado.
Álbumes como ‘Fetus’, ‘L’Egitto Prima Delle Sabbie’ o ‘Sulle Corde Di Aries’, más accesibles que sus vagidos experimentales, trazan el camino del desierto y la hoja de ruta de un compositor que desde ninguna parte, purgatorio de los genios, se trasladó a la radiofórmula para dar una lección de integración frente al discurso de los apocalípticos de la cultura de masas. Lo habitual es que las superestrellas del pop, sin sentido del ridículo y del batacazo, con menos papeles y partituras que una liebre, emprendan el camino inverso para aspirar a la trascendencia y tratar de elevarse sobre la vulgaridad. Battiato, en cambio, sublimó la canción ligera y hortera con el sacrificio de sus magnos trabajos de investigación. Para el autor de ‘Up Patriots To Arms’, el público siempre llevó razón.