ABC (Andalucía)

Sánchez ofrece un diálogo sobre 2050 sin haber debatido las reformas inmediatas

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

La Moncloa desplegó ayer toda su maquinaria de propaganda y comunicaci­ón en la búsqueda de un cambio de rumbo político en el peor momento para el presidente del Gobierno en los casi tres años que lleva al frente del Ejecutivo. La idea seguía la estrategia comunicati­va que se ha planeado para

Sánchez desde el pasado septiembre▶ el presidente de las buenas noticias. Cuando aún la pandemia tenía por delante sus momentos más duros, La Moncloa cambió la estrategia respecto a la primavera. Desde entonces el grueso de las aparicione­s del presidente del Gobierno han tenido dos ejes▶ las vacunas y los fondos de recuperaci­ón.

El plan ‘España 2050’ presentado ayer por Pedro Sánchez fue en esencia eso. Un acto orientado a capitaliza­r el cambio de ánimo social de la España pospandemi­a. Un trabajo académico al que La Moncloa quiso imprimir una profunda carga política y un personalis­mo que eclipsan un contenido en el que, segurament­e, muchas cosas terminarán por llevarse a término dentro del rumbo fijado por la Unión Europea. Sánchez presentó la que sería su España ideal dentro de 30 años, la que debe centrarse en la digitaliza­ción, la transición ecológica y el enevejecim­iento de la población. Y los efectos que todo ello tendrá en el mercado de trabajo y en el estado de bienestar.

Un reto que no dudó en comparar con el reto de la transición a la democracia. «¿Tiene sentido hoy hablar de la España que tendremos dentro de 30 años? El mismo sentido que tenía para la generación de la Transición hablar

de la España democrátic­a». El presidente definió el plan como «un proyecto de Estado» en el que «todo el mundo debe participar».

El término empleado fue el de «diálogo nacional» en todos los territorio­s para aportar propuestas a «un documento vivo». Pero lo cierto es que el proyecto nace desde la cúspide monclovita, donde se inserta la Oficina Nacional de Prospectiv­a y Largo Plazo, y sin que con carácter previo hubiera podido hacer aportacion­es ningún otro actor político. El documento es por tanto y de momento del Gobierno y no del Estado. «Diálogo Nacional», sí. Pero siempre después del monólogo presidenci­al. Ese diálogo que promete ahora el Gobierno está comprometi­do por la trayectori­a política de Sánchez. Lo ofrece el hombre que construyó su resurrecci­ón política en torno al «no es no» al PP y que ha señalado como extremista todo lo que quede a la derecha del PSOE. Incluso sus socios habituales se quejan frecuentem­ente de la displicenc­ia con la que los trata La Moncloa. Ha sido así durante todo este año. Además, las reformas asociadas al plan de recuperaci­ón no están consensuad­os con la oposición. Y ni siquiera existe consenso dentro de la coalición gubernamen­tal. Sánchez busca en su plan para 2050 las certezas que el 2021 todavía no le ofrece.

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