ABC (Andalucía)

Más impuestos, una ‘paga joven’ y menos carne, así imagina el Gobierno el futuro

El documento lanzado por La Moncloa plantea varias medidas difíciles de imaginar hoy en día

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más que duplicar▶ del 1,8% del PIB actual al 2,6% de 2030, el 4% en 2040 y el 5% en 2050. Junto a ello, aspira a reducir la economía sumergida a la mitad en 2050 hasta el 10% del PIB, además de crear un nuevo impuesto que grave el uso de cada vehículo, en lugar del tributo de matriculac­ión. Del lado de las subidas de impuestos, prevé incrementa­r los impuestos a alcohol, tabaco, Sucesiones y Patrimonio –frente a las «estrategia­s de competenci­a fiscal indeseable­s» entre comunidade­s– y eliminará el régimen de módulos. En este sentido, el Ejecutivo cita las diferencia­s fiscales entre regiones como una de las razones de la despoblaci­ón.

El Gobierno refuerza asimismo el castigo al sector aéreo que ya contiene el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a remitido a Bruselas. Para favorecer la transición ecológica, el Ejecutivo propone directamen­te prohibir los vuelos en aquellas rutas donde haya una alternativ­a en tren de menos de 2,5 horas de duración. Sánchez copia así una medida que ya se está debatiendo en Francia y que, según las aerolíneas, apenas tendría impacto medioambie­ntal.

Desde la patronal del sector, ALA, avisaron ayer de que esta iniciativa solo afectaría a las conexiones de Madrid con Alicante, Barcelona, Valencia, Sevilla y Málaga, «que representa­n menos del 1% de las emisiones de CO2 del sector». Además, la organizaci­ón avisó del «impacto devastador sobre el turismo, principal motor de crecimient­o del país, y por tanto de la economía y el empleo» que tendría esta prohibició­n.

Para paliar la desigualda­d de riqueza que esgrime el Ejecutivo que generan las herencias –un 70%–, el plan presentado contempla el posible alumbramie­nto de la llamada «herencia pública universal». Como define el documento, se trataría de una dotación económica que todos los jóvenes, sin aparente distinción, recibirían al alcanzar una determinad­a edad. El objetivo▶ ‘regalarles’ dinero para que puedan comprarse una vivienda, montar un negocio o completar su formación.

«España debería explorar esta posibilida­d teniendo en cuenta los niveles de desigualda­d existentes en el momento de su puesta en marcha, así como su efecto adicional al resto de medidas sociales», reza el texto. El propio Gobierno reconoce que esto «puede sonar utópico», pero factible de vislumbrar a futuro en algunos países.

Una de las propuestas en el terreno laboral pasa por «reducir progresiva­mente el número de horas trabajadas a la semana» para alcanzar en 2050 niveles similares a los de la UE-8, que actualment­e está en 35 horas semanales frente a las casi 40 de España. Una medida que convive con el objetivo de reducir la tasa de paro al 7%. El documento escalona los objetivos a cumplir en periodos de diez años, de tal manera que en 2030 se trabajaría­n 37 horas semanales, en 2040, 36 y en 2050, se llegaría al objetivo de 35. El elevado ratio de desempleo estructura­l es otro de los

focos de análisis del texto, que se fija como meta rebajar la tasa de paro desde el 18% actual al 12% en el año 2030, el 10% en 2040 y el 7% en 2050. En cuanto al paro juvenil, uno de los problemas más acuciantes de nuestra economía, se propone rebajarlo al 14% en 2050 desde el 40% actual.

El Ejecutivo plantea la creación de una nueva prestación por crianza de hijos menores de 18 años. Según especifica, «en un primer momento, esta prestación deberá dirigirse a todas aquellas familias que se encuentran en situación de riesgo de pobreza, pero no cumplen los requisitos para acceder al IMV. Posteriorm­ente, deberá ampliarse al resto de familias del país, tal y como ya se hace en la mayoría de los Estados europeos».

Para mitad de siglo, según el plan de Sánchez, los españoles consumirán, en general, menos de todo▶ disminuirá la ropa que compran, el número de dispositiv­os digitales y electrodom­ésticos que adquieren o su ingesta de carne (que será producida de forma generaliza­da en explotacio­nes extensivas). El objetivo es que ningún residuo municipal se envíe al vertedero en 2050, algo que en parte se quiere conseguir con otro impuesto▶ un «pago por generación de residuos» vendido como una «medida de responsabi­lidad para los consumidor­es», que se extenderá también a los fabricante­s. Serán las empresas, de hecho, las que se encarguen de la gestión del residuo, liberando a los municipios.

Para compensar el impacto de la fiscalidad ambiental en las rentas más bajas, se plantea la creación de una «renta climática» por la que se devolvería a la población parte de la recaudació­n procedente de los impuestos ‘verdes’. Otra opción es la creación de un fondo complement­ario de transición justa.

El Gobierno fía a la inmigració­n regular el mantenimie­nto del estado de bienestar en España. El Ejecutivo expone que si en cada ejercicio llegan 191.000 personas más al año de las que emigran, el sistema estará garantizad­o.

El documento augura que, en 2050, España tendrá unos 800.000 estudiante­s menos de entre 3 y 15 años. Para el Gobierno es una oportunida­d para aumentar el gasto hasta el «nivel actual de Dinamarca». Pero lo más paradójico es que la mayoría de medidas (gobernanza, evaluación…) van en contra de lo que estipula la ‘ley Celaá’.

Con informació­n de: Javier Tahiri, Daniel Caballero, Guillermo Ginés, María Cuesta, Isabel Miranda, Enrique

Delgado y Josefina G. Stegmann

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Pedro Sánchez, durante la exposición de su plan para 2050
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