Malestar en EE.UU. por la estrategia de Biden con Israel
El senador Sanders trata de forzar un boicot en el Capitolio a la venta de armas
A Joe Biden le ha caído la primera escalada bélica entre Israel y Hamás de su presidencia justo en un momento en que intenta contener al ala izquierda de su partido y busca tender puentes con los republicanos, incluidos los más trumpistas, para poder allanar el camino a futuros paquetes de estímulo y presupuestos. Eso explica el equilibrismo de un presidente que parece que de momento no ha sido capaz de contentar a nadie en Washington con su estrategia en esta crisis.
La Casa Blanca se ha encargado de filtrar que el miércoles, en una llamada con Benjamín Netanyahu –la cuarta en una semana– Biden perdió la paciencia y le planteó a su homólogo un ultimátum▶ tenía horas para facilitar un cese de las hostilidades. No dio un plazo concreto, pero es lógico asumir que casi dos días después, este ha vencido ya. Lo más llamativo es que, en su comunicado posterior, la Casa Blanca rehusó repetir la sempiterna frase por la que suelen comenzar esas notas oficiales▶ «Israel tiene el derecho a defenderse».
Esta aparente frialdad, que parece poca cosa pero que en realidad es un cambio sustancial en la política exterior en Washington, no ha impedido que la facción populista demócrata, comandada por Bernie Sanders, se mantenga en su llamada al boicot a Israel y haya lanzado un pulso –inútil– para intentar prohibir la venta de material bélico de alta precisión a las fuerzas armadas israelíes. Ayer Sanders presentó en el Senado una moción para vetar la venta a Israel de armas de precisión por un monto de 735 millones de dólares, unos 600 millones de euros. No tiene ninguna opción de prosperar, pero es ya un cambio importante que se atreva a hacerlo y haya otros políticos que le secunden.
«En un momento en que las bombas fabricadas en EE.UU. están arrasando Gaza y matando a mujeres y niños, no podemos simplemente permitir que se lleve a cabo otra gran venta de armas sin siquiera un debate en el Congreso», dijo ayer el senador Sanders al presentar la moción.
Algo ha cambiado en Washington. Hay un grupo de demócratas, en el Senado y la Cámara de Representantes, que ya no esconden su crítica a Israel por lo que perciben como un exceso en la respuesta a los misiles que llueven de Gaza de forma cíclica. «Israel está cometiendo graves crímenes en Gaza». Hace unos años, palabras como estas podrían haber costado carreras políticas. El miércoles, la diputada de Míchigan Rashida Tlaib se las dijo abiertamente al presidente Biden ante las cámaras, mirándole a la cara, agarrándole del brazo, pidiendo un cambio urgente a la mesura suya y del resto de la Casa Blanca.
Tlaib no está sola, la respalda un gran número de jóvenes demócratas que se resistieron hasta el último segundo a que Biden fuera su candidato a las presidenciales. Biden les está escuchando a todos, consciente de que los necesita por la ajustadísima mayoría que tiene en el Capitolio.