ABC (Andalucía)

Muere el último poeta de la generación del 50

∑El premio Cervantes fallece a los 89 años, tan solo unos días después de que los Reyes le entregaran el galardón en su casa de Oliva

- DIEGO DONCEL

El poeta Francisco Brines ha fallecido a los 89 años, según han confirmado a ABC fuentes cercanas al mismo. Hace apenas unas semanas, Brines tuvo que ser ingresado en un hospital de Gandía (Valencia) para someterse a una operación de hernia, sólo un día después de recibir el premio Cervantes en su casa de Oliva de manos de los Reyes. Don Felipe y Doña Letizia acudieron a entregarle el galardón a su domicilio, ya que, debido a su delicado estado de salud, no pudo celebrarse la tradiciona­l ceremonia de entrega en el Paraninfo de la Universida­d de Alcalá de Henares el pasado 23 de abril.

Brines nació en Oliva (Valencia) el 22 de enero de 1932. Hijo de agricultor­es, se licenció en Derecho, Filosofía y Letras Románicas e Historia. El maestro valenciano compaginó siempre su producción poética con su actividad como profesor universita­rio. Fue lector de Literatura española en la Universida­d de Cambridge, nada menos, y profesor de español en la de Oxford.

Su primer libro, ‘Las brasas’, apareció en 1959 y con él ganó el premio Adonais de poesía. Tras él, publicó ‘Palabras en la oscuridad’ (1966), con el que logró el premio Nacional de la Crítica. En 1987 fue reconocido con el premio Nacional de Literatura por ‘El Otoño de las Rosas’ (1986), uno de sus libros más conocidos y populares, integrado por sesenta poemas escritos a lo largo de diez años.

En 1998, Brines recibió el premio Fastenrath, que otorga la Real Academia Española (RAE), por ‘La última costa’ (1995), una obra melancólic­a en la que el poeta recuerda su infancia, desde una orilla apartada, ante la inminencia de un último viaje. Un año después ganó el Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra poética. En abril de 2000 entró en la RAE, donde ocupaba el sillón ‘x’ en sustitució­n de Antonio Buero Vallejo, y en el año 2010 recibió el premio Reina Sofía de Poesía Iberoameri­cana.

Poeta intimista

En noviembre del año pasado, Brines ganó el premio Cervantes, el máximo reconocimi­ento de las letras hispanas, con el que culminaba una trayectori­a de gran éxito. El jurado del galardón destacó, entonces, «su obra poética, que va de lo carnal y lo puramente humano a lo metafísico, lo espiritual, hacia una aspiración de belleza e inmortalid­ad.

«Es un premio que no me esperaba, pero lo recibo con mucha alegría. Veo cómo se ha concedido en años anteriores a autores que considero mucho, que tienen mucha solvencia, y estoy muy contento, cómo no», confesó a ABC al conocer la buena nueva. «Esto me asegura que tengo muchos lectores y eso es lo que deseamos los que escribimos poesía, que nos lean como nosotros hemos leído anteriorme­nte, sin pausa y con todos los sentidos puestos a interpreta­r el contenido de los poemas», aclaraba después. Ya entonces confirmaba que se sentía «físicament­e caído». «La poesía me ayuda, es como un salvavidas, me ayuda a tenerme, a pisar arena dentro del mar. La poesía es sanidad y eso es quizás lo más importante de ella».

Brines era el último integrante vivo de la denominada ‘generación de los cincuenta’, también llamada ‘generación de los niños de la guerra’, de la que también formaban parte poetas como Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Carlos Barral, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo, y novelistas como Rafael Sánchez Ferlosio, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite,

Gozar del mundo

Brines decidió apurar la realidad aunque la sabía frágil y efímera. Gozó del mundo, aunque sabía que pronto todo se convertirá en ceniza

La poesía como conversaci­ón

La palabra de Brines, la actitud de Brines siempre estaba cerca de la confidenci­alidad. La poesía, para él, era esa conversaci­ón con un amigo

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