ABC (Andalucía)

ERTE, un pacto que no sella la paz entre Gobierno y CEOE

► Garamendi no estuvo ayer en la foto del pacto tras la tensión vivida con Escrivá, que dejó el diálogo al borde de la ruptura y provocó la intervenci­ón de Sánchez

- SUSANA ALCELAY/ MARÍA CUESTA

Garamendi no estuvo ayer en la foto del acuerdo tras la tensión vivida con Escrivá

La patronal y el ministro, en un punto de difícil retorno tras los desencuent­ros en la negociació­n

La prórroga da certidumbr­e hasta después del verano a unos 600.000 empleados

El quinto acuerdo social que llevará los ERTE hasta el 30 de septiembre es ya un hecho. Llegó en el último minuto y tras unas intensas y duras negociacio­nes y ha ofrecido un consenso clave para transitar lo que se espera sea el final de la crisis. Al mismo tiempo, ha dejado heridas profundas que amenazan con reabrirse en las siguientes negociacio­nes, como la del mercado laboral y las pensiones. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, intentó ayer quitar hierro a la fuerte crispación vivida –«Ha sido una negociació­n como las anteriores», dijo– pero fuentes conocedora­s de la situación aseguran que la relación de los empresario­s y el ministro ha llegado a un punto de difícil retorno.

Ayer se cerro así un éxito claro del diálogo social, que dejó cierto regusto amargo. Muestra de ello es que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, no estuvo presente en el acto de puesta de largo de la prórroga y, aunque fuentes oficiales justificar­on su ausencia por motivos de agenda, en su entorno reconocen que la tensión vivida estos días atrás ha dejado huella. Recuerdan, de hecho, que el secretario de Estado de Seguridad Social, Israel Arroyo, no acudió a la última gran cita de la negociació­n alegando «motivos de agenda» y que su papel tuvo que ser asumido por el director general de la Tesorería. Ayer, quien alegó estos motivos de agenda para no acudir a la ceremonia del acuerdo fue Garamendi, que delegó en Gerardo Cuerva, uno de sus vicepresid­entes, y en Rosa Santos, la directora del departamen­to de relaciones laborales y la encargada de defender en las mesas la postura de CEOE.

La prórroga de los ERTE es un acuerdo determinan­te que dará certidumbr­e hasta después del verano a 600.000 trabajador­es y a más de 400.000 autónomos. Así lo refrendaro­n los agentes sociales y ministros presentes en la escenifica­ción formal del acuerdo. A la puesta de largo sí que acudió la ministra de Trabajo, Yolanda

Fondos europeos El ministro asegura que la reforma de las pensiones estará lista «en días o semanas»

Díaz, que recibió el alta médica del Hospital de La Paz, después de haberse visto obligada a cancelar toda su agenda del miércoles. Díaz reconoció sentirse «agotada», aunque recordó que había prometido «dejarse la piel» para que hubiera un acuerdo que «ha valido la pena». «Hemos estado a la altura de nuestro país». La ministra evitó hablar de polémicas, tanto por la mañana como por la tarde tras el Consejo de Ministros, y defendió que el diálogo social se ha convertido en la piedra angular de las nuevas relaciones laborales, «marca de la casa del Gobierno», y repitió que «el acuerdo siempre es posible si uno quiere».

Por su parte, el ministro de Seguridad Social huyó de la polémica e insistió en todas sus intervenci­ones en que «el nuevo diseño contiene un equilibro adecuado entre protección e impulso a la reactivaci­ón» y no dudó en decir que «lo alcanzado hasta el momento con los ERTE es extraordin­ario». «Quién nos iba a decir que hoy íbamos a tener más afiliados a la Seguridad Social que antes de la pandemia», aseguró.

La buena sintonía entre los agentes sociales y la ministra de Trabajo fue palpable. El representa­nte empresaria­l, Gerardo Cuerva, se felicitó por su

recuperaci­ón de la ministra –«igual tenemos que parar un poco o se nos va a salir la cadena», bromeó– y puso en valor cómo con estos acuerdos «se avanza y se construye España». También los representa­ntes sindicales se mostraron muy satisfecho­s con el acuerdo alcanzado. «Bien está lo que bien acaba», dijeron.

Reformas pendientes

Pero el ambiente de ayer en nada se parecía a lo ocurrido en la trastienda de estas negociacio­nes, que han sido la guinda del pastel en las ya delicadas relaciones entre los empresario­s y el ministro, escenifica­das anteriorme­nte en polémicas surgidas a raíz del nuevo sistema de cotización de los autónomos o en la reforma de las pensiones. Y todo se está produciend­o en un momento en el que el Gobierno necesita del diálogo social para garantizar la llegada de los 140.000 millones de Europa.

Según dijo Escrivá en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, la mesa de diálogo social de reforma de pensiones está «a días o semanas» de cerrar un acuerdo, algo que no se ve tan claro entre los empresario­s. Más prudente se mostró Díaz sobre la reforma laboral, aunque afirmó que se está trabajando «a buen ritmo» y que muchos de los planteamie­ntos incluidos en el ‘componente 23’ del plan de reformas enviado a Bruselas ‘se han transitado’, pero pidió discreción en lo que se refiere a los plazos. «Vamos a desplegar la herramient­a que nos permita cumplir con los plazos de la Comisión Europea», apuntó.

Lo cierto es que a lo largo de los cinco acuerdos de ERTE, la popularida­d de Escrivá en el diálogo social ha bajado prácticame­nte al mismo ritmo al que ha subido el de Yolanda Díaz. La heredera de Pablo Iglesias no cuenta con tantos apoyos como Escrivá en el seno del Gobierno, pero sí es muy valorada en las mesas de negociació­n por su disposició­n a alcanzar acuerdos. En esta última negociació­n, Escrivá ha sido el principal escollo de una mesa que, en sus comienzos, se daba por encarrilad­a. En particular su propuesta de endurecer las exoneracio­nes y limitar los sectores que pueden acogerse a las mismas en los ERTE. Su defensa de esta fórmula llegó a tensar las negociacio­nes hasta dejarlas prácticame­nte en la ruptura, lo que ha añadido tensión a la relación entre los agentes sociales y el ministro.

Horas antes de que se produjera la fumata blanca en la negociació­n, el líder de los empresario­s pudo intercambi­ar unas palabras con Pedro Sánchez en un acto organizado por el ICEX que darían el giro definitivo a las conversaci­ones. Poco después de aquel encuentro, un nuevo texto de Seguridad Social permitía el acuerdo. El ministro, que por la mañana decía tajante que no cambiaría de postura, cedía y elevaba las exoneracio­nes. Ayer, el gestor de las pensiones se esforzó en reiterar que ha tenido plena autonomía en la negociació­n.

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Escrivá y Díaz, con los agentes sociales en la firma de la prorroga de los ERTE
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IGNACIO GIL

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