Alarma con la rodilla de Carolina Marín
▸ La onubense sufre una lesión en el ligamento que pone en peligro su presencia en los Juegos
Las lesiones son todas inoportunas, pero duelen y alertan mucho más cuando se producen cerca de fechas tan importantes como unos Juegos Olímpicos. Le sucedió a Javier Gómez Noya en 2016, cuando una caída lo privó de viajar a Río. Y ayer, Carolina Marín anunció que sufre una lesión en el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda tras una mala recepción en el entrenamiento de la mañana. No se sabe todavía el alcance y, sobre todo, el proceso y el tiempo de recuperación, o si tendrá que pasar por el quirófano. Pero sí pone en duda su presencia en los Juegos de Tokio, que comienzan el 23 de julio. Por lo pronto, trastoca toda su preparación y sus planes en estos últimos 70 días antes de la cita en la que busca su segundo oro olímpico, y consecutivo, para ser única si no lo era ya antes.
«He sufrido unas molestias durante el entrenamiento que me han obligado a retirarme del mismo. Tras las primeras pruebas realizadas, los médicos han comprobado que el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda se ha visto afectado. Estoy en las mejores manos, siempre», comunicaba la propia jugadora a través de las redes sociales después de realizar un mal apoyo en la sesión matinal. Los médicos han aconsejado esperar unos días para ver cómo evoluciona y decidir el camino, pero, por lo pronto, corta una magnífica primera parte del año en la que conquistó cuatro títulos en cinco torneos.
Después de un año incierto en el que había más dudas y cancelaciones de torneos que certezas y partidos, y con un parón emocional por el fallecimiento de su padre, volvió a encontrar la energía y la ambición para conquistar ese segundo oro olímpico. Y en este 2021 Marín jugó tres finales en tres domingos consecutivos.
Ganó las dos primeras, y le quedó en la memoria, y como reto para el futuro, esa Copa de Maestras que todavía no luce en su palmarés. Y a principios de mayo conquistó su quinto Europeo, también seguido. No quiso jugar el torneo en Huelva de esta semana para afrontar la última parte de la preparación, con concentración en Sierra Nevada, después de que se cancelara la gira por Indonesia. Ya vacunada contra el coronavirus, la moral volaba hacia lo alto, pero las nubes asoman en el horizonte con este golpe a tan pocos días para comenzar el torneo olímpico.
Recuerdo de 2019
«Próximamente podré daros más información. Estoy en las mejores manos, siempre», proseguía la onubense en su comunicado. Esas mejores manos son las del doctor Pedro Guillén, quien ya trató la peor lesión que ha sufrido Marín en 14 años de desgaste y exigencia. Una rotura del ligamento cruzado anterior que se produjo en enero de 2019, mientras disputaba la final del Masters de Indonesia. En aquella ocasión fue la rodilla derecha la afectada, y que la mantuvo fuera de los circuitos durante siete meses. «Volveré más fuerte», admitía aquella vez. Fiel a su estilo de encontrar siempre nuevos retos en los obstáculos, de la lesión volvió «otra Carolina», con el hambre de siempre y un poco más. Lo logró, logró volver más fuerte. Recuperó la confianza y la raqueta en agosto, y apenas tuvo unas semanas de recomposición de rutinas y automatismos para aclimatarse de nuevo a la exigencia de la competición y al sabor de los triunfos: ganó en septiembre el Abierto de China y, en diciembre, el torneo BWF WT Syed Modi en la India.
A esos recuerdos y a esa regeneración constante se aferra ahora de nuevo Marín y el equipo, que ya ha puesto en marcha el contingente necesario y las ideas precisas para reconducir la situación. Hasta dentro de unos días no podrán saber si la rodilla deberá pasar por el quirófano o si es mejor estudiar un tratamiento conservador. La esperanza es llegar a Tokio y, si es posible, en las mejores condiciones para poder defender el trono olímpico. Un oro que haría de Marín la mejor jugadora de todos los tiempos. Si no lo es ya.