Salvador se aferra a la alcaldía pero el PP le exige que abandone
▸ El regidor de Granada aguanta por ahora pero seguirá la negociación sobre su futuro
Cuando despertó, Sebastián aún estaba ahí, diría Monterroso. Es lo que debió pensar el actual alcalde de Granada tras los sucesos de este miércoles. Luis Salvador (Ciudadanos) ha pasado de un viernes para otro de la tranquilidad por el respaldo de la Junta para terminar su mandato a estar sentado en una mesa de negociación que puede hacerle soltar el bastón de mando en la capital granadina.
El terremoto político provocado por el ultimátum del que fuera líder de los populares en Granada Sebastián Pérez para sacarle del poder, su posterior salida del partido y la amenaza de apoyo a una moción de censura que incluso llevara al poder a la izquierda ha dejado un escenario imprevisible.
Salvador, con todo, sigue en sus trece. Tras la reunión mantenida ayer entre PP y Cs, los primeros volvieron a pedir un gesto de «generosidad» y «un paso al lado» del alcalde, pero el regidor volvió a dejarlo claro: se queda.
La negociación se llevó a cabo en el hotel Victoria, a pocas calles, el simbólico hotel Meliá, donde se pactó la alcaldía de Salvador en 2019 y se produjo la comparecencia de Sebastián Pérez reclamando de nuevo el cacareado 2+2. Ni siquiera el cambio de ambiente surtió efecto. Entre los presentes, Jorge Saavedra, secretario general provincial popular en Granada, muy crítico con Salvador —a quien acusa de «falta de liderazgo»—, el primer teniente de alcalde, Luis González, que es el edil que propone esta formación para ostentar la Alcaldía, y el portavoz del equipo de gobierno, César Díaz.
Al otro lado, el concejal de Hacienda y Derechos Sociales, José Antonio Huertas, junto al el portavoz del grupo municipal de Ciudadanos, Manuel Olivares, cuya relación con el alcalde es tensa tras desmentir hace un mes su versión sobre el pacto de alternancia. No se esperaba, de hecho, frente al fuego amigo y enemigo, que Salvador acudiera a esta reunión, pero acudió. A pesar de no haber acuerdo, las conversaciones, en cualquier caso, continuarán en la próxima semana, según las fuentes consultadas en ambos partidos.
Mientras tanto, las presiones se le amontonan al alcalde y el acorralamiento de Salvador es patente. Es un «espartano», según se definió él mismo tras conocer los primeros movimientos en la cúpula popular granadina tendentes a sacarle del sillón.
Incluso ayer en el último pleno reivindicó esta misma postura, con varios concejales de la oposición, como el socialista José María Corpas, mofándose del término grecolatino e invitándole a la dimisión.
Cambio de estrategia La dirección regional del PP apoyó ayer el relevo del alcalde pese a que había respaldado su continuidad
Unidad popular
Pero quien ha sido su principal aliado se aleja. En la mañana de ayer, horas antes de la reunión, la secretaria general de los populares en Andalucía, Loles López, corroboró lo dicho por la dirección provincial granadina, y dijo apoyar «al cien por cien» el posicionamiento del partido en la capital. López proponía «reflexionar» al alcalde.
Una invitación envenenada, dadas las circunstancias, ya que planteaba incluso que «si era necesario» entraría en las negociaciones para arrebatarle la Alcaldía. El cambio de tercio es importante, dado que el Gobierno andaluz, temeroso de romper la frágil estabilidad política en la Junta, nunca había apoyado hasta el momento un cambio de poderes en la capital. La dirección regional de Ciudadanos, entre tanto, sigue sin dar pábulo al asunto más allá del escueto apoyo del vicepresidente de la Junta y líder del partido naranja en Andalucía, Juan Marín, este miércoles.
La pelota sigue en el tejado de Salvador. Sólo su dimisión posibilitaría el cambio de poderes. Actualmente gobierna la ciudad con cuatro de los 27 concejales que conforman la corporación, pero sólo con su voto o su sustitución se resuelve la mayoría de los 14 concejales en el consistorio granadino.