El fosfato
«Marruecos aquí no tiene nada que ver», nos dice Juan Vivas, del PP ceutí
Sigamos un poco más con Ceuta, que estos días nos ha permitido ver en su asamblea a alguien del PP diciendo lo mismo que dicen los demás cuando les pisan el juanete:
—¡Usted es un fascista!
Este energumenismo del PP, más sincero que el ‘gamarrismo’, se vio rematado con una sentencia gloriosa de Juan Vivas, presidente de Ceuta por la gracia del PSOE: «Marruecos aquí no tiene nada que ver».
¿Nada que ver con lo que pasa en Ceuta?
Algo tendrá que ver cuando, en un reciente artículo publicado en el diario EM, Ana de Palacio, ministra de Exteriores con el PP, abogó por observar la cuestión con «realismo patriótico», «fortaleciendo lazos, deshaciendo nudos con Marruecos».
Antes de la crisis, el 6 de marzo, en el mismo diario: «Marruecos jamás se ha involucrado en la batalla de las percepciones. Así, circulan como incontrovertibles, factoides respaldados por una hábil política de judicialización del Frente Polisario».
Dejemos, pues, los factoides y vayamos al facto e incluso al ‘fosfacto’.
El facto. Los catedráticos Romualdo Bermejo y Carlos Ruiz Miguel en ABC en el año 2010: «En el año 2003, España revitalizó el proceso al conseguir que el Consejo de Seguridad aprobara por unanimidad en su resolución 1495 el Plan Baker. Sin embargo, la ministra de Exteriores, Ana Palacio, disparó en el pie al presidente de su Gobierno, Aznar, al acceder a la pretensión marroquí de rebajar el tono de la resolución del Consejo de Seguridad que, de «endosarlo» con fuerza ejecutiva, pasó a «apoyarlo» sin fuerza coactiva. Después, «todo ha ido a peor».
El ‘fosfacto’. Ana Palacio reconoce en 2017 en ABC.es «formar parte del Consejo Asesor del grupo marroquí OCP, primer productor global de fosfato». OCP es de propiedad estatal marroquí y explota el Sahara Occidental. Los fosfatos los descubrió un geólogo español y se explotaron por una empresa española a la que se renunció tras la Marcha Verde (Franco agonizaba y todo eso).
Más realismo patriótico, mucho más realismo patriótico.