Puntos de vista
No sabemos si Sánchez es el pavo o el cocinero
Está claro que el pavo y el cocinero mantienen puntos de vista muy diferentes acerca de la Navidad. Incluso los países. Acuérdense de la diferente forma de observar el terrorismo etarra que tenía Giscard d’Estaing, tan distinto del que mantenían Adolfo Suárez y la inmensa mayoría de los españoles, exceptuando parte del PNV, y los etarras, familias y allegados.
Ahora, gracias a las hábiles maniobras de nuestra política exterior, hemos acogido a un sujeto que se recupera de su enfermedad en un hospital de Logroño y que, según algunos miembros del Gobierno, pertenecientes a Podemos, es un arrojado y valiente individuo que lucha por el pueblo saharaui y, según otros, un peligroso terrorista que viola y asesina, por lo que un juez español desea interrogarle. Puntos de vista también muy enfrentados sobre el indulto a los secesionistas, que para ellos es una limosna humillante, porque lo que piden es la independencia que creen merecer, y una barbaridad para la mayoría de los perplejos empadronados en este país, que creíamos que el artículo 14 de la Constitución, donde se sanciona que todos los españoles somos iguales ante la ley, seguía vigente.
Sin embargo, este enfrentamiento de puntos de vista que asumimos como parte de la diferenciación de posturas, según intereses y emociones, se convierte en confusión para quienes contemplamos que quien defiende una postura y la contraria es el presidente del Gobierno. Ya nos explicó con pedagógica paciencia la vicepresidenta Carmen Calvo que una cosa es Pedro Sánchez, antes de las elecciones y, otra, Pedro Sánchez después. Asimismo, ante nuestra simplicidad e ignorancia, se nos informó de que el Sánchez presidente del Gobierno no es el mismo que el Sánchez secretario general del PSOE. Algo habíamos oído sobre el misterio de la Trinidad, pero nunca supusimos que un misterio de carácter teológico descendería a los, hasta ahora, pedestres asuntos políticos. Con las preocupaciones diarias de la vida que nos rodean –desde la pandemia hasta la falta de empleo– apenas nos quedan fuerzas para intentar dilucidar quién es el Sánchez que se opone y el Sánchez que los impulsa. Nos resulta tan inquietante como no saber si el presidente del Gobierno es el pavo o es el cocinero.