ABC (Andalucía)

Hacia el catorce y la eternidad

Nadal afronta un duro cuadro en Roland Garros con el premio final de superar a Federer con 21 grandes

- LAURA MARTA

Obligado a jugar el año pasado en otoño, recupera París el sol y la primavera, también los aficionado­s, para una edición que, sin embargo, tiene una constante que se eterniza en una historia de la que ya hace mucho que se quedó sin palabras▶ Rafael Nadal busca su decimocuar­to título en Roland Garros (desde hoy y hasta el 13 de junio), aferrado a una fuente inagotable de ambición y amor por el tenis. Ahí están sus cifras▶ 100 victorias, solo dos derrotas.

Y viene encendido porque la temporada de tierra, que él repite que no es una preparació­n para la Philippe Chatrier en sí, no obstante, le ha ayudado a encajar los automatism­os. Se entendía, él más que nadie, aquel resbalón en Montecarlo, en cuartos contra Andrey Rublev. Los golpes no salían fluidos porque apenas había recorrido cinco partidos antes del torneo monegasco. Y Nadal, que se nutre de calor y rodaje, pagó el parón por los problemas en la espalda que se llevó del Abierto de Australia.

Barcelona le sirvió para calibrar que de trabajo y esfuerzo va sobrado. También de ilusión y de ganas de seguir mordiendo títulos. Y que por constancia es capaz de ganar incluso con una bola de partido en contra. Y del Mutua Madrid Open, que no es referencia apropiada, saltó a Roma, y ahí, sobre todo en el partido contra Denis Shapovalov, Nadal completó el rearme.

A partir de ese punto, título, décimo para la vitrina y satisfacci­ón porque ya todo está en su sitio. «Estoy con la máxima ilusión, como siempre. Desde Roma, que fue muy importante, las cosas han seguido en buena línea. Descansé, incrementé poco a poco la carga de trabajo y ahora estoy en doble sesión, ayer y hoy. Después iré bajando otra vez. Dos semanas no me han venido mal. Creo que llego bien, pero luego hay que demostrarl­o en la pista. Pero estoy con la máxima ilusión y actitud positiva para jugar», advertía. Pasarán los años –cumple 35 el 3 de junio–, las estaciones y hasta una pandemia, pero si Nadal está bien, solo se puede esperar una cosa en París, sin menospreci­ar, ni mucho menos, a rivales ni al propio esfuerzo del balear.

La historia así lo dice, inmortaliz­ado en una escultura de homenaje por todo lo que ha significad­o para este torneo. «Que por el resto de los años esté una estatua mía en un sitio tan importante para el tenis y para mí, sin ser francés, solo puedo dar las gracias», admitía el balear. Y también lo dicen los números, sin que las palabras sean capaces de mostrar y explicar todo lo que esconden▶ cien victorias, dos derrotas. Cien victorias. Dos derrotas.

Ya no solo la historia espera a Nadal al final del camino en París, también un trocito de eternidad imposible de explicar. Porque un decimocuar­to título en la Philippe Chatrier significar­ía quedarse solo en la carrera que lleva años disputándo­se con Roger Federer por el mayor número de Grand Slams en el circuito masculino, con 21 títulos por los 20 del suizo, que, como la primavera, recupera París este 2021.

No será el suizo uno de los principale­s candidatos a quitarle el lugar en la eternidad, no este Federer que apenas ha disputado tres partidos desde las semifinale­s del Abierto de Australia 2020. Las operacione­s en la rodilla y la pandemia lo dejaron sin músculo ni actividad y le está costando recuperar el rodaje, 40 años en agosto.

Nadal, Federer, Djokovic

Necesita partidos como también siempre los ha necesitado Nadal. Porque es la rutina lo que le ha llevado hasta aquí, todavía más feliz por el recorrido que por lo conquistad­o▶ «Estoy en un torneo muy importante para mí y lo que quiero es estar lo mejor preparado posible. Lo otro, sí, ya sabemos que está ahí▶ el número 14, el 21, es un hecho. Gracias a Dios y por suerte estamos en esta situación, pero estamos lejos de todo eso en este momento».

Ha querido la suerte, el ranking y la vida que Nadal y Federer circulen por el mismo la do del cuadro, uno en el que también está Novak Djokovic, tercero en esta carrera por la gloria eterna (18 Grand Slams) y que debuta contra Tennys Sandgren. «Que estemos los tres en el mismo lado lo veo con naturalida­d. Uno casi 40 años, otro casi 35 y otro 34; lo lógico es que los jóvenes vayan ascendiend­o en el ranking y esas cosas pasan. Y ahora mismo me preocupa poco, tengo mucho trabajo por delante antes de Djokovic, si es que llega. Mi camino ahora es Alexei Popyrin –su primer rival–. Es un cuadro lo suficiente­mente exigente para pensar más allá», aceptaba el balear.

No solo tendrá las piedras de Djokovic y Federer, también asoman Andrey Rublev, Jannick Sinner o Diego Schwartzma­n como rivales con entidad y calidad para sorprender.

En el otro lado se concentra la nueva hornada, los que siguen aspirando a desbancar a los tres grandes en los torneos de cinco sets. Lidera la camada un Dominic Thiem algo irregular en esta gira de tierra, pero que se maneja con soltura en París, dos veces finalista, y ya campeón de un Grand Slam (US Open 2020). Los más jóvenes ya han ido conquistan­do los torneos a tres mangas, con Alexander Zverev destacado con cuatro títulos, campeón en el Mutua Madrid Open doblegando a Nadal en semifinale­s. Estuvo cerca de lograrlo Stefanos Tsitsipas en el Conde de Godó y parece haber encontrado la calma suficiente para atrapar cotas altas, pues mordió en Montecarlo su primer Masters 1.000. Algo peor se maneja Daniil Medvedev en la tierra, pero es número 2 del mundo por

méritos propios.

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EFE Nadal, con Carlos Moyà, durante un entrenamie­nto en Roland Garros
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