Desconfianza
El portavoz del PP andaluz argumenta que hasta ahora «parecía» fácil pero no lo ha sido. Porque el Gobierno andaluz ha estado siempre en minoría parlamentaria y ha habido que negociar cada decreto y cada ley con Vox para que superasen el trámite parlamentario y se aprobasen. Sin restar méritos a la capacidad negociadora de José Antonio Nieto –suficientemente demostrada en su vida política– lo cierto es que las cosas sí han cambiado a peor para el Ejecutivo de Moreno. Porque su socio en la Cámara andaluza se ha instalado en un terreno peligroso, la «desconfianza». Una palabra que en política puede hasta tumbar un Gobierno. ¿Es eso lo que se proponen?
En el último año, Vox había amenazado en varias ocasiones al Gobierno de Juanma Moreno con no apoyarlo en iniciativas estratégicas. La más llamativa fue la Ley de Presupuestos de 2021 cuando, hasta el último minuto, Alejandro Hernández, entonces portavoz, amagó con una enmienda a la totalidad y la devolución de las cuentas. No fue más que una mala salida porque Vox se avino a pactar y las cuentas se aprobaron sin sobresaltos.
No era la primera vez. En cada ocasión que había discrepancias, Vox amenazaba con no apoyar las iniciativas del Gobierno, siempre argumentando que no se había cumplido los compromisos firmados.
Pero todo ha cambiado por dos razones fundamentales▶ las elecciones autonómicas en Madrid y los acontecimientos de Ceuta. Una de las claves para comprender la situación política en Andalucía es que ninguna de las decisiones en Vox se toman en el Hospital de las Cinco Llagas sino en Madrid. Para lo más mínimo, el interlocutor no es el portavoz de turno en la Cámara andaluza (ya van por el tercero en esta legislatura) sino Iván Espinosa de los Monteros en Madrid.
El Gobierno andaluz conocía la opinión de Vox sobre la reforma de la Ley de Salud Pública. No quieren nada que suponga «recortar derechos» ni aunque se deba a la mayor crisis sanitaria de la historia. Era necesaria la unanimidad para aprobarla por urgencia –el procedimiento de lectura única que elimina
Sin razones El problema para el Ejecutivo es que ya todo pasa por Vox en Madrid. Y allí sólo interesa el impacto público
trámites de forma drástica– y Vox lo iba a impedir. Pero lo que fue una desagradable sorpresa fue el bloqueo a la ley de urbanismo, la denominada Lista, que pretende imponer unas nuevas normas y acabar con el modelo urbanístico del PSOE. Más de dos años de trabajo, 90 reuniones diferentes y negociación con Vox para incluir sus demandas (eran muy pocas eso sí). Pero ha dado igual.
Porque lo importante era la forma y cumplir las amenazas, lo de menos era el fondo. ¿Calcularon las consecuencias sociales y el impacto en la sociedad andaluza? Probablemente no porque ni Alejandro Hernández, defensor de esta iniciativa, sabía que la iban a tumbar para inflingir daño al Gobierno de Juanma Moreno. Pensaba que se iban a abstener con lo que la ley seguiría adelante. Pero en Madrid ven las cosas de otra manera. Vox quiere elecciones, lo dice claramente, sin tapujos. Su visión es sencilla▶ quedan unos ocho meses de actividad parlamentaria como mucho y no se ha visto la influencia de Vox. Quieren hacerse notar, influir en la Junta, que se aprueben medidas que lleven claramente su sello y aprovechar su momento electoral que creen que es este.
Entienden que su crecimiento electoral pasa por fagocitar a Ciudadanos, formación que ya está a punto de caramelo. Claro que Andalucía no es Madrid y por estas latitudes se entienden las cosas de otra forma. Hasta ahora, José Antonio Nieto explicaba a Alejandro Hernández esta realidad pero parece que el mensaje no llega bien a Madrid. Vox relajó su presión el jueves impidiendo una comisión de investigación contra el Ejecutivo andaluz. La clave es que, ahora mismo, nadie sabe qué deparará el futuro. Tumbar un Gobierno puede ser hasta sencillo pero...¿se han medido bien las consecuencias?