Musculitos a deshora
El decreto de Sanidad con las restricciones para el verano es una calamidad jurídica de tal calado que ha provocado un caos en las CC.AA.
Darias lo tenía sencillo para mejorar la mala gestión de Salvador Illa. Primero porque objetivamente la etapa de este en Sanidad fue incomparablemente más difícil y segundo porque el avance de la vacunación ha mejorado notablemente la situación. Pero hay algo en el Gobierno de Sánchez que le hace tener una atracción irrefrenable por meterse en todos los charcos. Trató Darias de resucitar la guerra contra Madrid –un clásico del sanchismo acrecentado tras el costalazo del 4-M– con las últimas normas para la desescalada. Pero le ha salido muy mal porque ya son seis las regiones (alguna gobernada por el PSOE) que cuestionan o dudan de esas restricciones y porque el decreto publicado en el BOE casi convierte en piezas magistrales aquellas de Illa. Por no concretar, no detalla ni el periodo de aplicación además de dejar toda clase de puertas abiertas a la interpretación. Es tan malo el texto, ha inducido a tal desconcierto, que es carne de cañón de una batalla judicial. Fue irresponsable no legislar para encarar el fin del estado de alarma, la época en la que Sánchez dejó todo en manos de las Comunidades menos, eso sí, ponerle las pegatinas de ‘Gobierno de España’ a las cajas de las vacunas. Ahora que ha terminado la excepcionalidad, asoma el Ejecutivo haciéndose el fuertecito, sacando músculo autoritario a deshora. Parece que no se queda a gusto si no complica la vida a los ciudadanos.