El ‘palo y la zanahoria’ de Teresa Ribera con las eléctricas
Dos nuevas normas de Transición Ecológica han encrespado a todo el sector energético
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha tenido la virtud de, en un mismo día, poner ‘patas arriba’ el sector eléctrico con dos normativas polémicas y de confundir y enfadar a los consumidores con el nuevo mecanismo de fijación de los precios de la luz. Las mencionadas normativas son el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico y el anteproyecto para recortar la retribución de las centrales no emisoras de CO2 puestas en funcionamiento antes de 2005, básicamente las plantas nucleares y las hidroeléctricas.
Ahora se ha visto que Ribera ha seguido la estrategia del ‘palo y la zanahoria’ con las eléctricas. En primer lugar, anunció la creación de ese fondo para sacar de la factura de la luz los 7.000 millones que cada año cuestan las primas a las renovables. Pero no van a ser asumidos por los Presupuestos del Estado como podría pensarse ya que las renovables se implantaron y crecieron en nuestro país por decisión de los sucesivos gobiernos. Esos 7.000 millones serán sufragados por todas las compañías energéticas con negocios en España. Mientras el sector eléctrico aplaudió la medida, las petroleras y las gasistas se echaron las manos a la cabeza, pues supondrán unos sobrecostes en sus balances.
Sobre la ‘zanahoria’ que es el fondo, la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) cree que soluciona «la falta de coherencia» de repercutir en exclusiva sobre el consumidor eléctrico los esfuerzos para la descarbonización y destaca que este mecanismo permitirá que los costes de las renovables se financiarán a partir de ahora con las ventas de todas las empresas que comercializan energía y no sólo a través del recibo de la luz. Naturgy, una de las más afectadas por los sobrecostes del fondo, decidió abandonar esta asociación en la que estaba como empresa eléctrica.
El consejero delegado ejecutivo de Endesa, José Bogas, recordaba a ABC que, «hace años, cuando en España se asumieron los objetivos de la cumbre de París para alcanzar el 20% de renovables en energía final, no había tecnologías para hacerlo en el petróleo, ni en el gas ni en el carbón. Solo se podía hacer en el sector eléctrico.
Cuando se hizo aquello, se creó un extracoste de 10.000 millones al año, que en 25 años sumó 250.000 millones. En aquella época, el coste del recibo eléctrico era de 30.000 millones y nos fuimos a 40.000 millones. ¿Es justo que este esfuerzo, que es un ‘esfuerzo país’ y que se tenía que haber hecho en todas las tecnologías lo pague únicamente el cliente eléctrico? Creo que no, no es justo. Se ha restituido, sin efectos retroactivos y de forma muy prudente y, además, el sector eléctrico sigue pagando un porcentaje bastante superior a su peso del 25% en las energías».
Las petroleras no piensan lo mismo y han llegado a decir que ese fondo es para «pagar las fiestas de las eléctricas». Pero Ribera ha seguido enredando en el sector y ahora ha dado un sonoro ‘palo’ a las eléctricas con el anteproyecto del CO2, normativa que empezará en breve su trámite parlamentario por la vía de urgencia y, si es aprobada, provocará un drástico recorte de unos mil millones de euros anuales en los ingresos de las centrales nucleares y de las hidroeléctricas.
Las más afectadas son Endesa e Iberdrola y, en menor medida, Naturgy
y EDP. Ribera intenta así complacer a sus socios de gobierno comunistas que están obsesionados con eliminar lo que ellos denominan ‘beneficios caídos del cielo’ porque entienden que las centrales hidroeléctricas y nucleares están ya amortizadas.
El Foro de la Industria Nuclear Español discrepa y subraya que el inmovilizado pendiente de amortizar por las compañías propietarias de los siete reactores nucleares es superior a 5.500 millones de euros, con más de 3.000 millones invertidos solo en los últimos 10 años». Además, deberían invertir otros 3.000 millones de euros hasta el anunciado cierre de las plantas. Su presidente, Ignacio Araluce, subraya que el año pasado, como consecuencia de los bajos precios de la electricidad, las centrales nucleares tuvieron un flujo de caja negativo de unos 500 millones, según un informe de PwC, y unas pérdidas superiores a los mil millones. Además, la fiscalidad «confiscatoria» que sufre el sector impidió que tuviera beneficios. «Hubo meses que no nos llegó ni para pagar los impuestos».
Bajará la factura un 4,8%
Según el Ministerio para la Transición Ecológica, la medida provocará un descenso del precio de la factura eléctrica de alrededor de un 4,8% para los consumidores domésticos y de un 1,5% para la gran industria, cuestión que aún está por confirmar.
Las empresas afectadas preparan una respuesta jurídica a las nuevas iniciativas del Gobierno