ABC (Andalucía)

Nadal aprieta el acelerador rumbo a octavos y Alcaraz se despide con honor

El balear desequilib­ra a Norrie y se mide en octavos de París con el prometedor Sinner

- LAURA MARTA

Camina Rafael Nadal sin mancha en este Roland Garros, advertido el personal, por sus propias palabras, de que está en el mejor momento de la gira de tierra. Más que un aviso, viniendo de quien viene, suena a amenaza a todos los que asoman por su camino. Mañana, Jannick Sinner, uno de esos tenistas de la nueva hornada que empuja fuerte, pero que todavía no ha escrito su gran capítulo.

Ante Nadal nada pudo hacer en sus dos encuentros previos aunque sí dio muestras de estar en el camino adecuado 7-6 (4), 6-4 y 6-1 en Roland Garros 2020 y 7-5 y 6-4 en Roma hace unas semanas.

Aquel, el de Roma, ya era un Nadal muy parecido al que se pasea por París con puño de hierro, sin que un voluntario­so Cameron Norrie le hiciera demasiado daño ayer (6-3, 6-3 y 6-3), más allá de arañarle un par de breaks que, a la postre, solo sirvieron para aleccionar al balear y obligarlo a subir el nivel. En un acelerón de buenas derechas y pasantes de todos los colores, pasó del 2-2 al 5-2 en el primer parcial y del 1-3 al 6-3 en la segunda manga. Despejado así el peligro y ese otro duelo sin la pelota en juego que el británico y el español compartier­on durante unos minutos a costa del tiempo que tardaba uno en sacar y en prepararse el otro. «La toalla está lejos y no voy todo el rato, pero sí entre juegos. Hay gente que quiere meter presión acortando ese tiempo, pero no me quejo. La jueza me ha dicho que fuera más ligero a la hora de restar y lo he hecho», explicó el balear, que activó desde entonces el modo más agresivo.

Suma víctimas y enteros y también autocrític­a, consciente el equipo y él mismo de que está en un buen momento, pero todavía no ha llegado al mejor. «Estoy contento con haber ganado en tres sets. He jugado bien por momentos y en otros podría haber jugado un poquito mejor», analizó tras el encuentro de dos horas y 7 minutos de cielo gris al principio y sol y sonrisas al final en la Suzanne Lenglen. «Es una primera semana positiva, una buena base para lo que llega. Ya no hay concesione­s», explicó. Es la victoria número 103 en Roland Garros, y suma una racha de 31 desde aquel 2016 en el que abandonó por lesión.

Crece Nadal en París y crece Carlos Alcaraz en su carrera, aunque ayer dijera adiós al torneo al caer contra Jan-Lennard Struff (6-4, 7-6 (4) y 6-2) con cabeza alta. «Sé que he crecido mucho como jugador y como persona estos días, he competido contra grandes jugadores. Me alegra saber que estoy creciendo rápido y pasando etapas», analizó el murciano, tres partidos de previa y tres en un cuadro final de categoría, con 18 años y un mes. Hoy buscan los octavos Alejandro Davidovich, contra Delbonis, Pablo Carreño, contra Tsitsipas, y Paula Badosa, ante Vondrousov­a.

Hoy buscan los cuartos de final Davidovich, ante Delbonis; Badosa, contra Vondrousov­a, y Carreño, contra Tsitsipas

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// EFE Nadal, ayer en París

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