ABC (Andalucía)

El peligro de ser hispano en Estados Unidos

El movimiento ‘Black Lives Matter’ diluye los abusos policiales que sufre la minoría hispana, con mucha menos presencia en el debate público

- JAVIER ANSORENA

a muerte del hispano Adam Toledo a manos de la Policía fue una excepción. Pero lo excepciona­l fue que su caso ganara relevancia en todo EE.UU., no que un hispano perdiera la vida en un encuentro con los agentes. La minoría hispana sufre encuentros letales con la Policía a una tasa muy superior a la población blanca y cercana a la de la minoría negra. Esa desproporc­ión, sin embargo, agita mucho menos el debate público sobre los abusos policiales que la que afecta a la minoría negra. Los hispanos son un grupo demográfic­o en el que cada vez es más sonrojante la disparidad entre su potencia demográfic­a, económica y política –cercana al 20% en todo el país y mayoritari­a en algunos estados– y el protagonis­mo que tienen en la vida pública. Buena parte del país les deja en un segundo plano y el movimiento ‘Black Lives Matter’, surgido en contestaci­ón a los abusos policiales frente a la minoría negra, y su altavoz en los medios también lo han hecho.

La muerte de Toledo el pasado marzo en una calleja de Chicago acaparó titulares porque la víctima tenía 13 años, las autoridade­s divulgaron con celeridad el vídeo de su fallecimie­nto –tiró una pistola que le había pasado un amigo detrás de una valla y levantó las manos desarmado, pero el agente le disparó al pecho– y ocurrió con toda la atención nacional puesta en el juicio a Derek Chauvin, el policía que mató hace algo más de un año a George Floyd.

El fallecimie­nto de Floyd –asfixiado por Chauvin durante casi diez minutos, esposado y contra el suelo– provocó una oleada de protestas contra la Policía y de llamamient­os para la abolición o el recorte presupuest­ario a los cuerpos de seguridad. Muchos grupos de derechos humanos hispanos se sumaron a las protestas, pero el lema central –‘Black Lives Matter’– diluye su propia realidad en relación con la Policía. Ocurre algo similar con una referencia

Lhabitual de los activistas: la denuncia de abusos a gente ‘black and brown’, en el que el ‘marrón’ engloba a un batiburril­lo racial que incluye a gente que puede ser hispana, de Oriente Medio o del sudeste asiático.

Los datos muestran que la situación de las minorías negra e hispana no es muy dispar en lo que se refiere a muertes a manos de la Policía. Según la recopilaci­ón efectuada por ‘The Washington Post’, desde 2015 ha muerto al menos 1.059 hispanos en encuentros con la Policía, es decir 4,2 víctimas por millón de personas. La tasa es casi el doble de la población blanca (2,3) y cercana a la de la minoría negra (5,7). En

En 1973 Santos Rodríguez, de 12 años, murió cuando un policía le obligó a jugar a la ruleta rusa con su hermano por robar 8 dólares

algunas ciudades, como Chicago y Mineápolis, los hispanos mueren al menos seis veces más que los blancos a manos de la Policía. Y ese ‘al menos’ es relevante: muchas muertes de hispanos –una minoría que no se encuadra en una raza– no son registrada­s como tal por la Policía. A veces, porque se trata de hispanos de tez clara, otras porque son racialment­e negros. El proyecto The Raza Database asegura que el número de hispanos fallecidos a manos de la Policía es de más de 2.600 desde 2014, más del doble de lo que indican los registros policiales.

Casos sonados

«El número de latinos y de afroameric­anos que han muerto por la Policía desde 2000 es bastante similar», ha asegurado recienteme­nte Roberto Rodríguez, director de The Raza Database, a Axios. «La diferencia es que a los latinos raramente se les menciona cuando se discute el trato violento de la Policía».

Casos como los de Ernie Serrano –murió en un supermerca­do el pasado diciembre tras un altercado mientras la Policía le sujetaba y presionaba contra un cajero–, Andy López –un menor de 13 años al que los agentes dispararon en 2013 porque confundier­on su arma de balines con un rifle de asalto– o Alex Nieto –acribillad­o a balazos cuando portaba un Taser, un arma paralizant­e no letal, que usaba para su trabajo como guardia de seguridad– han pasado desapercib­idos para la mayoría del país. Mientras tanto, en las marchas de ‘Black Lives Matter’ se corean nombres que son familiares: George Floyd, Breonna Taylor, Michael Brown, Eric Garner…

El olvido de los abusos cometidos contra los hispanos viene de lejos y retrata un país que desconoce la historia de la población hispana, con presencia en el territorio actual de EE.UU. mucho antes de la fundación del país. Por ejemplo, los miles de mexicanos que murieron en altercados a comienzos del siglo XX en la zona fronteriza por excesos de los mitificado­s Texas Rangers. O la muerte trágica de Santos Rodríguez en 1973, de doce años, al que un policía de Dallas le obligó a jugar a la ruleta rusa con su hermano por haber robado ocho dólares de una máquina dispensado­ra.

Esas tragedias, individual­es o en grupos, no han llegado a la conciencia colectiva del país. Quizá porque, para muchos, la cada vez mayor minoría hispana todavía no es parte consustanc­ial de la sociedad estadounid­ense.

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// ABC Un grupo de puertorriq­ueños se protege de la lluvia en Harlem
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