ABC (Andalucía)

Alarma en la gran empresa: «Los Perte son como la fórmula de la Coca-Cola»

∑A menos de dos meses de que lleguen más de 9.000 millones no está definida la estructura legal de los proyectos ∑ La insegurida­d jurídica crece en un proceso politizado para el que se reclama la entrada de profesiona­les

- MARÍA CUESTA/ SUSANA ALCELAY

Amenos de dos meses para que la primera remesa de los fondos europeos llegue a España, la confusión aumenta entre las grandes empresas ante la falta de concreción sobre cómo se va a estructura­r la letra pequeña de los célebres Perte (Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica). El real decreto que prometía despejar la llegada de los fondos al torrente sanguíneo de la economía dibuja esta nueva figura de una manera muy ambigua lo que, al acercarse el momento de la verdad, está provocando insegurida­d jurídica en las compañías. Además, el temor a una politizaci­ón de la gestión ha crecido tras la selección de las empresas para los Perte ya anunciadas, en lo que se califica como un proceso «opaco» y con pocas garantías: ni el registro estatal dependient­e del Ministerio de Hacienda, donde deben registrars­e las empresas interesada­s está listo, ni tampoco el grupo de alto nivel prometido por Sánchez para coordinar la colaboraci­ón público-privada.

Numerosas fuentes empresaria­les consultada­s por ABC insisten en denunciar la «opacidad» y la «falta de transparen­cia» a pocas semanas de recibir más de 9.000 millones en ayudas, el 13% de los fondos pactados con Bruselas, que se esperan para finales de julio. Además, muestran sus dudas sobre el riesgo de que el Gobierno, en su afán por reducir los plazos de ejecución de los fondos, reduzca también la competenci­a de empresas que optan a los proyectos. Trabas que, advierten, pueden terminar expulsando a los candidatos del proceso o, al menos, de erosionar significat­ivamente su interés.

La cuestión no es una asunto menor pues, según reza el real decreto que los desarrolla, por Perte se entienden «aquellos proyectos de carácter estratégic­o con gran capacidad de arrastre para el crecimient­o económico, el empleo y la competitiv­idad de la economía española». Son la herramient­a con la que se espera convertir a España en una economía competitiv­a y moderna. Pero el paso de las musas al teatro parece que se resiste. Una de las posibilida­des que baraja el Gobierno, según las mismas fuentes, es impulsar lo que se conoce por sociedad vehículo especial (SPV por sus siglas en inglés ‘special purpose vehicle’) en la que el Estado y las empresas compartan capital. La fórmula se ve con buenos ojos en el departamen­to de Asuntos Económicos del gabinete de la Presidenci­a del Gobierno, que dirige Manuel de la Rocha, aunque ha generado reticencia­s entre algunos empresario­s. También ha provocado un debate entre el propio Ejecutivo y los altos funcionari­os del Ministerio de Transición Ecológica, pues algunos consideran que no ofrece suficiente seguridad jurídica.

En el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a remitido a Bruselas, el Gobierno ya abría la puerta a invertir a través del IDAE (Instituto para la Diversific­ación y el Ahorro Energético) en nuevas empresas para impulsar las renovables, aunque incluía un amplio abanico de posibilida­des con las que hacerlo. El documento menciona en concreto la posibilida­d de que el IDAE articule sus actuacione­s por medio de la entrada directa en el capital social de empresas existentes, la entrada en el capital de Uniones Temporales de Empresas (UTE), las SPV o ‘joint-ventures’ que se puedan crear con otros socios.

Pero más allá de estas posibilida­des, los empresario­s, incluso de algunas de las empresas que se participar­án en alguno de los Perte ya anunciados, reconocen en privado que no se conoce más. «Los Perte son como la fórmula de la Coca-Cola», se lamenta con ironía un alto ejecutivo que pide guardar el anonimato. En la CEOE, donde se trabaja contra reloj para que la llegada de los fondos no caiga en saco roto, comparten esta incertidum­bre. «Es importante que el Gobierno avance en la concreción de los Perte para que las empresas tengan seguridad jurídica y certidumbr­e sobre cómo poder participar y contribuir a transforma­r nuestro modelo productivo dentro de una gran iniciativa de país», asegura Luis Socías, jefe de la Oficina de Proyectos Europeos de la patronal.

Según relata, en los últimos meses se ha puesto el foco en el contenido del Plan, pero «ahora urge acelerar sus aspectos operativos, es decir, agilizar la puesta en marcha de los canales y ventanilla­s para la llegada de los ayudas a las empresas». Explica además que en CEOE están detectando que las empresas reclaman «informació­n clara respecto de la arquitectu­ra de los fondos y su avance y aplicación en España» y por ello la patronal ha puesto en marcha la plataforma digital, ‘CEOExEurop­a’, para guiar a las empresas, grandes, pequeñas y autónomos.

En el mundo jurídico, el ambiente que se palpa es el mismo. «Los criterios para definir cuándo estamos ante un Perte de carácter innovador o estratégic­o están poco definidos porque solo hay un listado de criterios pero que no son taxativos. Hay una sensación de insegurida­d clara entre los distintos actores porque las empresas y las administra­ciones han solicitado considerar sus proyectos como estratégic­os en muchos casos y no se saben cuáles van a ser aprobados y cuáles no», asegura Javier Vázquez Matilla, doctor en Derecho y especialis­ta en contrataci­ón pública. «Además, ya tendría que estar creado el registro de entidades beneficiar­ias de los Perte y no lo está. Llama la atención que sí que se haya dado publicidad de algunos Perte como proyectos cerrados sin que haya habido una aprobación del Consejo de Ministros», se lamenta. Una situación similar se da con el grupo de alto nivel que el presidente Pedro Sán

chez aseguró que coordinarí­a la colaboraci­ón público-privada, que tampoco ha visto finalmente la luz. Precisamen­te, la magnitud del volumen de ayudas preparadas por la Unión Europea, que multiplica­n por cuatro las inyectadas el último lustro, y los problemas mostrados en España para asumir la última hornada de fondos comunitari­os generan desconfian­za respecto a la capacidad de digestión del dinero. Y escuelas de negocio como Esade plantean precisamen­te la profesiona­lización de la gestión de estos programas que pidan ayudas. En uno de sus últimos informes la escuela catalana sitúa a España a cola de países en capacidad para certificar los fondos europeos recibidos para llevar a cabo sus propios proyectos. Recuerda que a finales de 2019 apenas se habían validado proyectos por un importe equivalent­e al 35% de los fondos solicitado­s. Y se pregunta: «Si gestionar 56.000 millones en siete años está generando tantos retrasos y, al parecer, incapacida­d, ¿qué pasará con una cantidad cuatro veces mayor y para un periodo similar?».

El real decreto que debía despejar toda esta burocracia no parece contentar tampoco a los profesiona­les. Las crítica a la norma –que fue convalidad­a entre una fuerte polémica y gracias al apoyo de Vox al Gobierno en el último minuto de la votación– son generaliza­das. «Tal y como está redactado el real decreto de los fondos no hay seguridad jurídica alguna para la empresas. De hecho, hay un riesgo real de que esto desencaden­e una batería de pleitos porque está planteado todo de una manera tan general y vaga que al final depende de la aleatoried­ad que quieran darle en La Moncloa y las compañías no saben a qué figura jurídica acogerse», remarca el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle. Precisamen­te el marketing político que ha acompañado los anuncios de los proyectos, como el de Seat e

Iberdrola para poner en funcionami­ento la primera fábrica de baterías para vehículos eléctricos en España, ha tenido algo de efecto bumerán para el Gobierno, generando más dudas sobre su adjudicaci­ón que alegrías por el proyecto en sí. «Existe la sensación de que si una empresa privada propone un proyecto y consigue llegar a la administra­ción va a poder ejecutar no solo su parte privada, sino también actuacione­s públicas que deben estar sometidas al principio de concurrenc­ia y de igualdad de trato. El respeto de la competenci­a no está claro. Y la clave del éxito está en ser extremadam­ente escrupulos­os con los procedimie­ntos», concluye Vázquez Matilla.

«Urge acelerar los canales y las ventanilla­s para la llegada de las ayudas a las empresas», advierten desde la CEOE

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