Paula Badosa explora nuevos límites en París
La española crece día a día en juego y confianza, y accede por primera vez a los cuartos de final
París luce sus mejores galas el domingo, aun con alguna que otra nube, el sol pega con fuerza y hace brillar a Paula Badosa, por el esfuerzo y por el resultado, impecable su actuación ante Marketa Vondrousova y el resultado de su sudor (6-4, 3-6 y 6-2): los cuartos de final de Roland Garros. Una ronda inexplorada pero a la que le tiene muchas ganas; más que una exploradora de las alturas, Badosa tiene capacidad y cabeza para conquistarlas.
En la pequeña pista Suzanne Lenglen, tan cerca de los protagonistas que casi se puede tocar el sonido de la pelota al impactar en la raqueta, las mascarillas y los sombreros eran el vestuario predilecto de los espectadores, cobijados como podían del sol, pero disfrutando de lo lindo con una tenista descomunal a la que se le ve y escucha crecer cada día. Tiene la potencia para este tenis de siglo XXI, con una derecha firme y un revés letal. Acompaña su saque, que muchas y muchos quisieran para ellos. Y, además, la cabeza se amolda cada vez más y mejor a las alturas.
En el camino hacia la tenista total, Badosa no quiere dar dos pasos de golpe, y se aferra al día a día como clave de su éxito. «He mejorado mucho en todo, física y mentalmente, paso a paso y cada día. La confianza ayuda, creer en ti mismo. La clave es hacer las cosas simples. Cuando te marcas muchas expectativas vas demasiados partidos adelantada, y puedes perder la perspectiva. Estamos haciendo un gran trabajo centrándonos solo en el día a día, y no en el partido siguiente o en lo que puede pasar», admitía la tenista. En ese plural incluye a Javier Martí, entrenador, amigo, mentor, alma gemela. Porque también lo comparaban con Rafael Nadal cuando empezó a despuntar y las lesiones acabaron pronto con su carrera. «Javi sabe lo que es tener expectativas cuando eres joven y tienes un gran porvenir. Tuvimos una experiencia parecida. Desde que llegué aquí, había expectativas y fue un poco duro de manejar, pero poco a poco lo hemos ido trabajando». Con él ha encontrado la calma, en esos monólogos que protagoniza en la pista y que, confiesa, le dan seguridad. También redescubrió a la Badosa que siempre estuvo allí, pero que era difícil sacar de aquel foco a la campeona júnior de Roland Garros. «Todo tenía que ser fácil después de aquello, y me di cuenta de que no. Eso frustra», admitía.
Un periodo oscuro en el que tenía miedo de saltar a la pista. Nada que ver con esta Badosa reconstruida que disfruta y hace disfrutar. Si el año pasado escondió en la toalla la emoción de pasar a octavos de final de Roland Garros por primera vez en su carrera, este descubre nuevos límites, ya sin tanta sorpresa porque es fruto del trabajo. Se impulsa en una temporada de tierra sobresaliente: semifinales en Charleston, semifinales en el Mutua Madrid Open, primer título de su carrera en Serbia, cuartos de final, por el momento, en París, para un total de 17 victorias y solo dos derrotas.
«Quería una buena gira, me estaba sintiendo bien, estaba trabajando muy duro, lo quería muchísimo. Y está llegando. Esperaba hacerlo bien, pero no, no esperaba estos resultados. Creo que no lo habíamos imaginado», aceptaba intentando no ir más allá del partido de mañana, ante Tamara Zidansek. Será territorio inexplorado, pero Badosa tiene armas para conquistarlo. «En estas rondas tienes que tener el tenis perfecto, pero sobre todo saber controlar los nervios. La cabeza es el 80 %». Y la de Badosa es ya de elite.
Y mientras una sube, otras se despiden, como Victoria Azarenka o Serena Williams, perdida otra oportunidad de sumar su Grand Slam 24 tras caer con Elena Rybakina (6-3 y 7-5).
«La clave está en hacer las cosas simples y mirar solo al día a día. Si piensas en expectativas te adelantas muchos partidos»