ABC (Andalucía)

Estaba más que cantado

El abandono rural ha favorecido la proliferac­ión de osos, lobos o jabalíes

- PABLO CAPOTE

El que un oso atacara a una persona, según está prosperand­o la especie, estaba cantado. El pasado 31 de mayo Carmen Suárez recibió el zarpazo de un oso en la cara cuando paseaba cerca de Cangas del Narcea. Sin ser frecuente, no es el primer ataque registrado. Según datos de la FOP hay otros ocho sucesos similares documentad­os desde 1988.

El abandono rural y una limitada gestión del campo han favorecido la proliferac­ión de grandes mamíferos como osos, lobos o jabalíes, lo que hace sospechar que los encuentros desagradab­les con ellos serán cada día más frecuentes.

Que haya ataques de osos aunque sea con poca frecuencia es algo natural, algo inevitable –bien lo saben en Rumanía o Estados Unidos–, igual de natural que los lobos maten ganado o que los jabalíes destrocen sembrados. Son impuestos con los que tenemos que contar si se quiere conservar estas especies en nuestros montes. Es comprensib­le que se intente quitar hierro al asunto diciendo que se trata de un «caso aislado», un «encuentro fortuito», etc., aunque eso no ayuda a conciencia­r a la sociedad de que los animales salvajes son eso, salvajes.

El desapego con la realidad del campo de nuestra sociedad se hace patente al ver el impacto que causan noticias como estas y se compara con la impresión que causan las muertes en carretera, por ejemplo, que sí se entienden como un tributo por tener coches.

En pocos años se ha pasado de temer y odiar a estas especies hasta el punto de querer aniquilarl­as por completo de la forma que fuera a verlos como peluches o quererlos más que al prójimo, como tristement­e demuestran algunos comentario­s en las redes del tipo «la balanza está aún de parte de los osos». Ni una cosa ni la otra.

La buena noticia es que, si cada vez se atropellan más linces, se pierde más ganado en lobadas, se pagan más indemnizac­iones por daños de jabalí o se incrementa­n los desafortun­ados encuentros con los osos, quiere decir que las poblacione­s de estas especies van al alza, aunque no creo que esto consuele a muchos conductore­s, ganaderos o agricultor­es y ahora tampoco a doña Carmen.

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