Un choque entre mundo rural y urbano con ribetes racistas
Las urnas enfrentaron al ‘establishment’ de Lima con los pueblos de los Andes y la selva
En estas elecciones de presidenciales de Perú se ha producido el choque frontal entre los dos mundos diferentes que habitan este país de 32,5 millones de habitantes y más del doble de la superficie de España (casi 1,3 millones de km2): el que representa Pedro Castillo, nacido en los Andes, sin lazo alguno con los núcleos de poder tradicionales, y Keiko Sofía Fujimori, nacida en Lima, hija del presidente que ejerció el poder entre 1990 y 2000 y arropada en su candidatura por el empresariado y los principales medios de comunicación, al representar la defensa del modelo económico vigente frente a la irrupción de un candidato antisistema.
Quizás impulsada por su ingreso muy joven en la política y con ganas de reivindicar al padre, preso por corrupción y violaciones a los derechos humanos durante 25 años, Keiko Sofía Fujimori buscó por tercera vez llegar a la presidencia, sin saber en un principio que su candidatura iba a representar la defensa del éxito económico y el freno al supuesto comunismo que encarnaba su rival, maestro rural que usa sombrero y que nació en una provincia llamada Chota, en Cajamarca (norte del país).
Graves insultos
La rivalidad Castillo-Fujimori llegó a despertar acusaciones de tintes racistas por parte de pobladores de Lima y las zonas costeras hacia los pobladores del Ande, con insultos a Castillo y a su familia, a los que se tildó de «tontos» que no saben hablar bien el español y cuyos atuendos, como las gorras y los ponchos, no estaban a la altura de lo que se espera de un presidente y de una primera dama que van a vivir en Palacio de gobierno.
Ese enfrentamiento ha sido visible en vallas publicitarias en Lima, Piura y Arequipa, así como en las redes sociales, donde con el pretexto del miedo al comunismo se difundieron memes con la cara de Castillo con voz de burro y acusaciones de ‘terruco’, término que se emplea para denominar a los miembros de la banda terrorista Sendero Luminoso. También se le ha acusado de querer educar a los niños al estilo autoritario del fallecido Hugo Chávez en Venezuela. De hecho, durante el debate preelectoral, Keiko Sofía calificó a Castillo de ‘Pedro tirapiedras’.
«Hay un miedo atávico»
A propósito de ello, el psicólogo Jorge Bruce y autor del libro ‘Nos habíamos choleado tanto’, señaló que «la pandemia nos destrozó y evidenció nuestras fisuras más hondas, llevando la miseria a millones de personas. Las elecciones agregaron sal a esas heridas, sacando lo peor de nuestra mal llamada sociedad». «El racismo de siempre emergió peor que nunca. Azuzados por el miedo atávico a la venganza de los desposeídos, quienes vieron amenazados sus privilegios se comportaron como fervorosos defensores del ‘apartheid’. Sus fantasmas los delataron», agregó.
«Si no podemos dialogar, escuchar, tener empatía, establecer líneas maestras para un proyecto común con justicia, integridad, respeto por el otro y los derechos de todos, esto será solo un aviso. Está en nuestras manos decidir si queremos ser una comunidad o insistimos en un sistema de privilegios y castas», concluyó Bruce.