Merkel advierte de que la falta de chips afecta a la recuperación
Bosch espera que su nueva planta de semiconductores alivie la sequía global
La falta de chips supone un obstáculo para la recuperación económica. Lo advirtió ayer la canciller alemana, Angela Merkel, durante la inauguración de la nueva fábrica de semiconductores de Bosch en Dresde. «Los cuellos de botella están dificultando la recuperación tras la crisis», afirmó Merkel durante la inauguración, celebrada de forma virtual por la pandemia.
La factoría es la segunda instalación de estos componentes de Bosch, tras la de Reutlingen, también en Alemania, y tendrá más de 700 empleados. Ha supuesto la mayor inversión individual en la centenaria historia centenaria del mayor proveedor mundial de tecnología para el sector de la automoción, con más de mil millones de euros. De ellos, cerca de 200 proceden de las ayudas europeas a los proyectos comunitarios de especial interés (Ipcei). La propia Merkel situó la producción de semiconductores como una prioridad estratégica para Europa hace unas semanas.
«Cada chip que produzcamos ayudará», afirmó ayer a ABC Harald Kroeger, miembro del consejo de administración de Bosch y responsable de la división de movilidad y electrónica del automóvil, preguntado sobre la escasez mundial. La planta, cuya inauguración se ha adelantado seis meses, producirá chips para herramientas y para automóviles. Estos últimos empezarán a ser despachados a los vehículos a partir de septiembre.
En su desarrollo, Bosch ha invertido más de 2.500 millones. El gigante alemán, que fabrica estos componentes desde 1958, quiere plantar cara al dominio asiático, aprovechando la situación coyuntural de carestía de chips –que según sus previsiones se extenderá hasta 2022– y su enorme potencial. En solo cinco años el numero de semiconductores de Bosch por vehículo ha pasado de 9 a 17, y su valor se ha disparado, de 120 a 600 euros.