‘Naide’ es más que ‘naide’
¿Qué sentido tiene separar a los jugadores del mundo físico pero no del vírico?
La primera duda que despierta cualquier asunto de la selección es saber hasta qué punto es España, representa a España, pero incluso con dudas podemos convenir en que el equipo da la imagen del país en eventos de gran interés internacional. En esas condiciones, cualquiera pensaría que vacunar a los deportistas es una prioridad, pero en España no puede ser así desde el momento en que el mismísimo Rey, el Jefe de Estado, ha tenido que esperar como cualquier hijo de vecino.
Jiménez Lozano contaba la historia de un campesino castellano que se negó a quitarse la gorra cuando retiraron el retrato del Rey de la pared. Si ese ya no está, decía, aquí nadie es más que nadie. Si el Rey no es vacunado de forma prioritaria, ¿por qué ha de serlo Laporte?
Pero nuestro igualitarismo es improvisado, demagógico y finalmente chapucero, porque los jugadores serán vacunados, pero tarde, y no evitarán a España dar la nota internacional. Presentarse a una competición en estas condiciones convierte a la selección en un peligro y da una mala imagen del país, aunque, a la vez, una imagen fiel del Gobierno. Desde este punto de vista, la selección de Rubiales es muy representativa.
Siempre se dice que no hay que mezclar política y deporte, pero más raro es mezclar igualdad y deporte. El fútbol es una actividad desarrollada en unas condiciones de elitismo absoluto. Los futbolistas viven en la excepción. Son el producto de la meritocracia y de la selección física constante y se desarrollan en un régimen continuado de clausura y apartamiento. Se concentran, se alejan del ruido, se consagran en falansterios deportivos separados del mundo. Se les recluye en carísimos hoteles para que no sean afectados por las distracciones comunes. ¿Qué sentido tiene separarlos del mundo físico pero no del mundo vírico? Concentrarlos y no darles la vacuna es absurdo.
Siempre se ha dicho que el fútbol es lo más importante de lo no importante, eso convierte a los futbolistas en esenciales a su manera. Alguien nos tiene que aburrir este verano. Es una función primordial a proteger.