CIENCIA BORRA A CAJAL Y MARAÑÓN DE LOS PREMIOS NACIONALES
LOS GALARDONES MÁS PRESTIGIOSOS DE INVESTIGACIÓN YA NO RENDIRÁN HOMENAJE A DIEZ ESPAÑOLES ILUSTRES
Ni Santiago Ramón y Cajal ni Gregorio Marañón ni Juan de la Cierva. Los Premios Nacionales de Investigación, los más prestigiosos de la ciencia española, dejarán de llevar el nombre de ilustres investigadores del país. A partir de ahora, estos galardones solo se denominarán por el área por la que son concedidos, como Biología y Medicina o Transferencia de Tecnología. La razón, según explican desde el Ministerio de Ciencia, es una reestructuración de las áreas que se convocan, que pasan de diez a seis.
Juan de la Cierva sufrirá aún más penalidades. Si hace unos días se quedó sin aeropuerto en Murcia por la Ley de Memoria Histórica, también es probable que las becas posdoctorales que llevan su nombre dejen de llamarse así. Y no se sabe qué ocurrirá con el programa Ramón y Cajal. La explicación, similar e igual de escueta: cambios en las ayudas previstas en la nueva ley que ultima Pedro Duque. El resultado es que el homenaje a algunas de las figuras más importantes de la ciencia española desaparece.
Áreas de Conocimiento
La última entrega de los Premios de Investigación se celebró el pasado 18 de mayo en una ceremonia presidida por los Reyes de España. Entonces, los galardones todavía llevaban nombres que forman parte de nuestra Historia, por ejemplo, Alejandro Malaspina, protagonista de la famosa expedición, en el área de Ciencias y Tecnologías de los recursos naturales; o Leonardo Torres Quevedo, el inventor del catamarán moderno, en la de Ingenierías. Sin embargo, los de la convocatoria de 2021, que se entregarán en 2022, prescindirán de su recuerdo.
Los nuevos premios, cuyas normas aparecen recogidas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) desde marzo, se dividirán solo en áreas del conocimiento, que se reducen a seis para evitar «que se solapen», dicen desde el Ministerio. Las áreas serán las siguientes: Biología y Medicina; Ciencias Químicas, Físicas y Matemáticas; Recursos Naturales, Ciencias de los Materiales y de la Tierra; Ingenierías y Transferencia de Tecnología; Humanidades y Ciencias Sociales; y Tecnología de la Información, de las Comunicaciones y de la Inteligencia Artificial. Cada modalidad contará con dos categorías: una reconoce la trayectoria de los investigadores más veteranos y la otra, una novedad, la de los menores de 40 años que hayan conseguido logros relevantes. En total, se entregarán doce premios.
Fuentes del Ministerio de Ciencia señalan que no es la primera vez que se cambia la estructura de los premios, creados en 1982, aunque no terminan de aclarar el motivo por el que se retiran los nombres de científicos e inventores destacados. Aluden a una mera cuestión de reestructuración por áreas. Reconocen que en alguna ocasión han sopesado incluir el nombre de alguna mujer, ya que todos son varones, pero finalmente no llevarán el de nadie.
Sin becas De la Cierva
Uno de los más afectados es Juan de la Cierva, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos e inventor del girocóptero (nave de autogiro). No solo es expulsado de los premios, sino probablemente también de la becas posdoctorales que llevan su nombre. Estas ayudas, divididas en Formación y Consolidación, cambiarán con la futura Ley de Ciencia que prevé el ministerio de Duque. Y con ello, el nombre que reciben, que parece será más genérico. La misma suerte podría correr el programa Ramón y Cajal, éste a punto de quedar en el aire al desconocer su futuro, pendiente de la introducción de nuevas figuras, como el ‘tenure-track’, un tipo contractual diferente.
Lo que está claro es que De la Cierva ha recibido este año todo menos reconocimientos. El Ministerio de Transportes vetó hace unos días que el Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia llevara su nombre al ser incompatible con la Ley de Memoria Histórica.
Como informó ayer ABC, la decisión ministerial se basa en un controvertido informe, aportado por Ángel Viñas, que coloca al inventor entre los participantes del golpe de Estado de 1936. En concreto, se le acusa de formar parte desde Londres, donde estaba afincado, de «un pequeño grupo de conspiradores monárquicos, británicos y españoles, contra la República, que tuvo gran influencia entre los círculos de derecha». Además, el texto sostiene que fue «uno de los agentes de Mola para obtener armamento».
«Una ignonimia»
Sea cual sea el motivo del ministerio de Duque, el cambio no ha caído bien en la comunidad científica. José Manuel Torralba, vicepresidente de la Cosce, la confederación de Sociedades Científi
«Extirpar nombres relevantes de la historia de la Ciencia equivale a amputar lo más valioso que una sociedad tiene»
cas de España, resumía su opinión en tres palabras: «Me parece indigno». En cualquier país que distingue a la ciencia no faltan los reconocimientos a sus investigadores y personajes ilustres. Aquí lo poco que tenemos lo borramos. Y se hace en una sociedad que es incapaz de nombrar a tres científicos españoles reconocidos. Se están cargando la bandera de nuestro imaginario científico. Es ignominioso».
El catedrático de Microbiología, César Nombela y ex presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, cree que «extirpar nombres relevantes de la historia de la Ciencia y la Tecnología en España equivale a amputar algo de lo más valioso que una sociedad tiene». En su opinión, se deberían promover nuevos modelos de ejemplaridad, «que los tenemos», en lugar de ceder «a la tentación totalitaria de borrar memorias colectivas».
En la misma línea se expresa José Manuel Sánchez Ron, catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Real Academia. «Me parece un error, que además no puedo comprender. Aunque mantener esos nombres no resolvería el problema de la ciencia en España, ciertamente ayudaría a fomentar la cultura científica, algo necesario para ayudar a crear vocaciones. Que esta iniciativa proceda de un Ministerio de Ciencia da qué pensar», afirma a ABC.
De «sinsentido» califica también Joaquín Goyache, rector de la Universidad Complutense, la decisión. «Es un orgullo tener programas ‘Ramón y Cajal’, uno de los pocos premios Nobel que hay en España. Es un orgullo para nuestro país y debería mantenerse su nombre y potenciar esa línea de apoyo», dice en declaraciones a este periódico.